ROSALÍA DE CASTRO
SED DE AMORES TENÍA Y DEJASTE
Sed de amores tenía,
y dejaste
que la apagase en tu
boca,
¡piadosa samaritana!,
y te encontraste sin
honra,
ignorando que hay
labios que secan
y que manchan cuanto
tocan.
¡Lo ignorabas!... y
ahora lo sabes!
Pero yo sé también,
pecadora
compasiva, porque a
veces
hay compasiones
traidoras,
que si el sediento
volviese
a implorar
misericordia,
su sed de nuevo
apagaras,
samaritana piadosa.
No volverá, te lo
juro;
desde que una fuente
enlodan
con su pico esas aves
de paso,
se van a beber a otra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario