ALFONSO REYES OCHOA "¡A Cuernavaca!"
I
A Cuernavaca voy, dulce retiro,
Cuando, por veleidad o desaliento,
Cedo al afán de interrumpir el cuento
Y dar a mi relato algún respiro.
A Cuernavaca voy, que sólo aspiro
A disfrutar sus auras un momento:
Pausa de libertad y esparcimiento
A la breve distancia de un suspiro.
Ni campo ni ciudad, cima ni hondura;
Beata soledad, quietud que aplaca
O mansa compañía sin hartura.
Tibieza vegetal donde se hamaca
El ser en filosófica mesura...
¡A Cuernavaca voy, a Cuernavaca!
II
No sé si con mi ánimo lo inspiro
O si el reposo se me da de intento.
Sea realidad o fingimiento,
¿A qué me lo pregunto, a qué deliro?
Básteme ya saber, dulce retiro
Que solazas mis sienes con tu aliento:
Pausa de libertad y esparcimiento
A la breve distancia de un suspiro.
El sosiego y la luz el alma apura
Como vino cordial; trina la urraca
Y el laurel de los pájaros murmura;
Vuela una nube; un astro se destaca,
Y el tiempo mismo se suspende y dura...
¡A Cuernavaca voy, a Cuernavaca!
A Cuernavaca voy, dulce retiro,
Cuando, por veleidad o desaliento,
Cedo al afán de interrumpir el cuento
Y dar a mi relato algún respiro.
A Cuernavaca voy, que sólo aspiro
A disfrutar sus auras un momento:
Pausa de libertad y esparcimiento
A la breve distancia de un suspiro.
Ni campo ni ciudad, cima ni hondura;
Beata soledad, quietud que aplaca
O mansa compañía sin hartura.
Tibieza vegetal donde se hamaca
El ser en filosófica mesura...
¡A Cuernavaca voy, a Cuernavaca!
II
No sé si con mi ánimo lo inspiro
O si el reposo se me da de intento.
Sea realidad o fingimiento,
¿A qué me lo pregunto, a qué deliro?
Básteme ya saber, dulce retiro
Que solazas mis sienes con tu aliento:
Pausa de libertad y esparcimiento
A la breve distancia de un suspiro.
El sosiego y la luz el alma apura
Como vino cordial; trina la urraca
Y el laurel de los pájaros murmura;
Vuela una nube; un astro se destaca,
Y el tiempo mismo se suspende y dura...
¡A Cuernavaca voy, a Cuernavaca!
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