miércoles, 12 de agosto de 2015

ENRIQUE GONZÁLEZ MARTÍNEZ "A la que va conmigo"

ENRIQUE GONZÁLEZ MARTÍNEZ 
"A la que va conmigo"



Iremos por la vida como dos pajarillos
Que van en pos de rubias espigas, y hablaremos
De sutiles encantos y de goces supremos
Con ingenuas palabras y diálogos sencillos.

Cambiaremos sonrisas con la hermana violeta
Que atisba tras la verde y oscura celosía,
Y aplaudiremos ambos la célica armonía
Del amigo sinsonte que es músico y poeta.

Daremos a las nubes que circundan los flancos
De las altas montañas nuestro saludo atento,
Y veremos cuál corren al impulso del viento
Como un tropel medroso de corderillos blancos.

Oiremos cómo el bosque se puebla de rumores,
De misteriosos cantos y de voces extrañas;
Y veremos cuál tejen las pacientes arañas
Sus telas impalpables con los siete colores.

Iremos por la vida confundidos en ella,
Sin nada que conturbe la silenciosa calma,
Y el alma de las cosas será nuestra propia alma,
Y nuestro propio salmo el salmo de la estrella.

Y un día, cuando el ojo penetrante e inquieto
Sepa mirar muy hondo, y el anhelante oído
Sepa escuchar las voces de los desconocido,
Se abrirá a nuestras almas el profundo secreto.

domingo, 9 de agosto de 2015

ANGEL GONZÁLEZ "Camposanto en Collioure"

ANGEL GONZÁLEZ  
"Camposanto en Collioure"


Aquí paz,
Y después gloria.

Aquí,
A orillas de Francia,
En donde Cataluña no muere todavía
Y prolonga en carteles de "Toros à Ceret"
Y de "Flamenco's Show"
Esa curiosa España de las ganaderías
De reses bravas y de juergas sórdidas,
Reposa un español bajo una losa:
Paz
Y después gloria.

Dramático destino,
Triste suerte
Morir aquí
—Paz
Y después...—
Perdido,
Abandonado
Y liberado a un tiempo
(Ya sin tiempo)
De una patria sombría e inclemente.

Sí; después gloria.

Al final del verano,
Por las proximidades
Pasan trenes nocturnos, subrepticios,
Rebosantes de humana mercancía:
Manos de obra barata, ejército
Vencido por el hambre
—Paz...—,
Otra vez desbandada de españoles
Cruzando la frontera, derrotados
—... Sin gloria.

Se paga con la muerte
O con la vida,
Pero se paga siempre una derrota.

¿Qué precio es el peor?
Me lo pregunto
Y no sé qué pensar
Ante esta tumba,
Ante esta paz
—"Casino
De Canet: Spanish gipsy dancers»,
Rumor de trenes, hojas...—,
Ante la gloria ésta
—... De reseco laurel—
Que yace aquí, abatida
Bajo el ciprés erguido,
Igual que una bandera al pie de un mástil.

Quisiera,
A veces,
Que borrase el tiempo
Los nombres y los hechos de esta historia
Como borrará un día mis palabras
Que la repiten siempre tercas, roncas.

ANGEL GONZÁLEZ “A mano amada”

A mano amada,
Cuando la noche impone su costumbre de insomnio
Y convierte
Cada minuto en el aniversario
De todos los sucesos de una vida;

Allí,
En la esquina más negra del desamparo, donde
El nunca y el ayer trazan su cruz de sombras,
ANGEL GONZÁLEZ 
A mano amada”


Los recuerdos me asaltan.

Unos empuñan tu mirada verde,
Otros
Apoyan en mi espalda
El alma blanca de un lejano sueño,
Y con voz inaudible,
Con implacables labios silenciosos,
¡El olvido o la vida!,
Me reclaman.

Reconozco los rostros.
No hurto el cuerpo.

Cierro los ojos para ver
Y siento
Que me apuñalan fría,
Justamente,
Con ese hierro viejo:
La memoria.

sábado, 8 de agosto de 2015

GERTRUDIS GÓMEZ DE AVELLANEDA "A la muerte de D. José María de Heredia"

GERTRUDIS GÓMEZ DE AVELLANEDA "A la muerte de D. José María de Heredia"


Le poète est semblable aux oiseaux de passage,
Qui ne batissent point leur nid sur le rivage.
Lamartine



Voz pavorosa en funeral lamento,
Desde los mares de mi patria vuela
A las playas de Iberia; tristemente
En son confuso la dilata el viento;
El dulce canto en mi garganta hiela,
Y sombras de dolor viste a mi mente.
¡Ay!, que esa voz doliente,
Con que su pena América denota
Y en estas playas lanza el océano,
"Murió —pronuncia— el férvido patriota..."
"Murió —repite— el trovador cubano";
Y un eco triste en lontananza gime,
"¡Murió el cantor del Niágara sublime!"

¿Y es verdad? ¿Y es verdad?... ¿La muerte impía
Apagar pudo con su soplo helado
El generoso corazón del vate,
Do tanto fuego de entusiasmo ardía?
¿No ya en amor se enciende, ni agitado
De la santa virtud al nombre late?
Bien cual cede al embate
Del aquilón el roble erguido,
Así en la fuerza de su edad lozana
Fue por el fallo del destino herido...
Astro eclipsado en su primer mañana,
Sepúltanle las sombras de la muerte,
Y en luto Cuba su placer convierte.

¡Patria! ¡Numen feliz! ¡Nombre divino!
¡Ídolo puro de las nobles almas!
¡Objeto dulce de su eterno anhelo!
Ya enmudeció tu cisne peregrino...
¿Quién cantará tus brisas y tus palmas,
Tu sol de fuego, tu brillante cielo?...
Ostenta, sí, tu duelo;
Que en ti rodó su venturosa cuna,
Por ti clamaba en el destierro impío,
Y hoy condena la pérfida fortuna
A suelo extraño su cadáver frío,
Do tus arroyos, ¡ay!, con su murmullo
No darán a su sueño blando arrullo.

¡Silencio!, de sus hados la fiereza
No recordemos en la tumba helada
Que lo defiende de la injusta suerte.
Ya reclinó su lánguida cabeza
—De genio y desventuras abrumada—
En el inmóvil seno de la muerte.
¿Qué importa al polvo inerte,
Que torna a su elemento primitivo,
Ser en este lugar o en otro hollado?
¿Yace con él el pensamiento altivo?...
Que el vulgo de los hombres, asombrado
Tiemble al alzar la eternidad su velo;
Mas la patria del genio está en el cielo.

Allí jamás las tempestades braman,
Ni roba al sol su luz la noche oscura,
Ni se conoce de la tierra el lloro...
Allí el amor y la virtud proclaman
Espíritus vestidos de luz pura,
Que cantan el hosanna en arpas de oro.
Allí el raudal sonoro
Sin cesar corre de aguas misteriosas,
Para apagar la sed que enciende al alma
—Sed que en sus fuentes pobres, cenagosas,
Nunca este mundo satisface o calma—.
Allí jamás la gloria se mancilla,
Y eterno el sol de la justicia brilla.

¿Y qué, al dejar la vida, deja el hombre?
El amor inconstante; la esperanza,
Engañosa visión que lo extravía;
Tal vez los vanos ecos de un renombre
Que con desvelos y dolor alcanza;
El mentido poder; la amistad fría;
Y el venidero día
—Cual el que expira breve y pasajero—
Al abismo corriendo del olvido...
Y el placer, cual relámpago ligero,
De tempestades y pavor seguido...
Y mil proyectos que medita a solas,
Fundados, ¡ay!, sobre agitadas olas.


De verte ufano, en el umbral del mundo
El ángel de la hermosa poesía
Te alzó en sus brazos y encendió tu mente,
Y ora lanzas, Heredia, el barro inmundo
Que tu sublime espíritu oprimía,
Y en alas vuelas de tu genio ardiente.
No más, no más lamente
Destino tal nuestra ternura ciega,
Ni la importuna queja al cielo suba...
¡Murió! A la tierra su despojo entrega,
Su espíritu al Señor, su gloria a Cuba;
¡Que el genio, como el sol, llega a su ocaso,
Dejando un rastro fúlgido su paso!

GERTRUDIS GÓMEZ DE AVELLANEDA "A él"

GERTRUDIS GÓMEZ DE AVELLANEDA 
"A él"


No existe lazo ya; todo está roto:
Plúgole al Cielo así; ¡bendito sea!
Amargo cáliz con placer agoto;
Mi alma reposa al fin; nada desea.

Te amé, no te amo ya; piénsolo, al menos.
¡Nunca, si fuere error, la verdad mire!
Que tantos años de amarguras llenos
Trague el olvido; el corazón respire.

Lo has destrozado sin piedad; mi orgullo
Una vez y otra vez pisaste insano...
Mas nunca el labio exhalará un murmullo
Para acusar tu proceder tirano.

De graves faltas vengador terrible,
Dócil llenaste tu misión; ¿lo ignoras?
No era tuyo el poder que, irresistible,
Postró ante ti mis fuerzas vencedoras.

Quísolo Dios, y fue. ¡Gloria a su nombre!
Todo se terminó; recobro aliento.
¡Ángel de las venganzas!, ya eres hombre...
Ni amor ni miedo al contemplarte siento.

Cayó tu cetro, se embotó tu espada...
Mas, ¡ay, cuán triste libertad respiro!
Hice un mundo de ti, que hoy se anonada,
Y en honda y vasta soledad me miro.


¡Vive dichoso tú! Si en algún día
Ves este adiós que te dirijo eterno,
Sabe que aún tienes en el alma mía
Generoso perdón, cariño tierno.

viernes, 7 de agosto de 2015

RAÚL GÓMEZ JATTIN "De lo que soy"

RAÚL GÓMEZ JATTIN 
"De lo que soy"


En este cuerpo
En el cual la vida ya anochece
Vivo yo
Vientre blando y cabeza calva
Pocos dientes
Y yo adentro
Como un condenado
Estoy adentro y estoy enamorado
Y estoy viejo
Descifro mi dolor con la poesía
Y el resultado es especialmente doloroso
Voces que anuncian: ahí vienen tus angustias
Voces quebradas: pasaron ya tus días.


La poesía es la única compañera
Acostúmbrate a tus cuchillos,
Que es la única.