A mano amada,
Cuando la noche impone su costumbre de insomnio
Y convierte
Cada minuto en el aniversario
De todos los sucesos de una vida;
Allí,
En la esquina más negra del desamparo, donde
El nunca y el ayer trazan su cruz de sombras,
Cuando la noche impone su costumbre de insomnio
Y convierte
Cada minuto en el aniversario
De todos los sucesos de una vida;
Allí,
En la esquina más negra del desamparo, donde
El nunca y el ayer trazan su cruz de sombras,
ANGEL GONZÁLEZ
“A mano amada”
Los recuerdos me asaltan.
Unos empuñan tu mirada verde,
Otros
Apoyan en mi espalda
El alma blanca de un lejano sueño,
Y con voz inaudible,
Con implacables labios silenciosos,
¡El olvido o la vida!,
Me reclaman.
Reconozco los rostros.
No hurto el cuerpo.
Cierro los ojos para ver
Y siento
Que me apuñalan fría,
Justamente,
Con ese hierro viejo:
La memoria.
Unos empuñan tu mirada verde,
Otros
Apoyan en mi espalda
El alma blanca de un lejano sueño,
Y con voz inaudible,
Con implacables labios silenciosos,
¡El olvido o la vida!,
Me reclaman.
Reconozco los rostros.
No hurto el cuerpo.
Cierro los ojos para ver
Y siento
Que me apuñalan fría,
Justamente,
Con ese hierro viejo:
La memoria.
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