sábado, 27 de junio de 2015

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER “Rima 1 (XLVIII). Como se arranca el hierro de una herida”

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER

“Rima 1 (XLVIII)

Como se arranca el hierro de una herida”



Como se arranca el hierro de una herida
Su amor de las entrañas me arranqué;
Aunque sentí al hacerlo que la vida
¡Me arrancaba con él!

Del altar que le alcé en el alma mía,
La voluntad su imagen arrojó;
Y la luz de la fe que en ella ardía
Ante el ara desierta se apagó.

Aún para combatir mi firme empeño
Viene a mi mente su visión tenaz...
¡Cuánto podré dormir con ese sueño
En que acaba el soñar!

MATILDE ALBA SWANN “Aventura mayor”

MATILDE ALBA SWANN

“Aventura mayor”



Me dieron un puñado de rosas
A la hora
Del ánfora en la comba rupestre del estío,
Y debo hacer un hombre con él,
Y no sé cómo.

Me dieron un arrullo torcaz
En el ocaso,
Con rudos cazadores
Debajo de sus alas,
Y debo hacer un hombre con él
Y no sé cómo.

Me dieron un miedoso balido
En el descenso de cumbres,
Cuando el lobo despierta
Y agazapa,
Y debo hacer un hombre con él
Y no sé cómo.

Me dieron un remanso de peces
Asombrados, y arenas,
Y guijarros filosos en el fondo,
Y debo hacer un hombre con él
Y no sé cómo.

Me dieron un susurro mecido
De improviso
Gritando
Por la herida de corzas y de nardos,
Y debo hacer un hombre con él
Y no sé cómo.

Qué simple y que dramáticamente
Aventurado
Un hombre,
Un hombre,
Un hombre...

Me dieron todo esto
Que traigo desde el fondo
Del sueño que desborda
Mis pobres brazos,
Flechas,
Y miedos, y tabúes, y mitos, y leyendas,
Y hogueras y perfumes, y altares
Y brutales
Sangrientos sacrificios,
Proezas, sumisiones, recuerdos,
Profecías, castigos; traigo a todos
Los hombres en este hombre fundamental
¡El hombre...!

El hombre,
El hombre,
El hombre
Que voy a hacer de mi hijo.



MATILDE ALBA SWANN “Apuntes para un reproche”

MATILDE ALBA SWANN

“Apuntes para un reproche”



Te esperé hasta recién;
Estás de fiesta.
Mi casi otoño
No me deja ambular
Tu primavera.
Esperé tu regreso;
Yo quería
Escucharte contar, luz de alborozo
Las campanas de amor
Que resonaron
En tu trémulo espacio.
Te esperé hasta recién;
Tú ni recuerdas
Esta lámpara
Lenta
Que te aguarda.
Tu padre lee, él no sabe
De estas cosas
Profundas
De mujeres. Tus hermanos,
Florecidas cabezas
En la almohada
Que parecen jugar
A estar durmiendo...

Tardas mucho; te esperé
Hasta recién,
Ya no te espero.
He de mirar tu lecho,
Puro nardo,
El libro
Que dejaste abierto,
Tus todavía muñecos, las paredes,
Y devuelta
De este inmóvil vagar
Por un paisaje
De presencias sin nadie,
Pensaré,
Con la misma tristeza inevitable
De otras noches iguales,
Que tal vez
No sé,
No fuera absurdo
Que me hubieras llevado.

Tu padre lee; él no sabe, ni sufre.

Las mujeres
Nos sentimos tan viejas
Si quedamos.

ALFONSINA STORNI "Date a volar”

ALFONSINA STORNI"Date a volar”



Anda, date a volar, hazte una abeja,
En el jardín florecen amapolas,
Y el néctar fino colma las corolas;
Mañana el alma tuya estará vieja.

Anda, suelta a volar, hazte paloma,
Recorre el bosque y picotea granos,
Come migajas en distintas manos
La pulpa muerde de fragante poma.

Anda, date a volar, sé golondrina,
Busca la playa de los soles de oro,
Gusta la primavera y su tesoro,
La primavera es única y divina.

Mueres de sed: no he de oprimirte tantoAnda, camina por el mundo, sabe;
Dispuesta sobre el mar está tu nave:
Date a bogar hacia el mejor encanto.

Corre, camina más, es poco aquello
Aún quedan cosas que tu mano anhela,
Corre, camina, gira, sube y vuela:
Gústalo todo porque todo es bello.

Echa a volar, mi amor no te detiene,
¡Cómo te entiendo, bien, cómo te entiendo!
Llore mi vida, el corazón se apene
Date a volar, amor, yo te comprendo.

Callada el alma, el corazón partido,
Suelto tus alas, ve, pero te espero.
¿Cómo traerás el corazón, viajero?
Tendré piedad de un corazón vencido.


Para que tanta sed bebiendo cures
Hay numerosas sendas para ti
Pero se hace la noche; no te apures
Todas traen a mí.

ALFONSINA STORNI "Alma desnuda"

ALFONSINA STORNI

"Alma desnuda"



Soy un alma desnuda en estos versos,
Alma desnuda que angustiada y sola
Va dejando sus pétalos dispersos.
Alma que puede ser una amapola,
Que puede ser un lirio, una violeta,
Un peñasco, una selva y una ola.
Alma que como el viento vaga inquieta
Y ruge cuando está sobre los mares,
Y duerme dulcemente en una grieta.
Alma que adora sobre sus altares,
Dioses que no se bajan a cegarla;
Alma que no conoce valladares.
Alma que fuera fácil dominarla
Con sólo un corazón que se partiera
Para en su sangre cálida regarla.
Alma que cuando está en la primavera
Dice al inviemo que demora: vuelve,
Caiga tu nieve sobre la pradera.
Alma que cuando nieva se disuelve
En tristezas, clamando por las rosas
Con que la primavera nos envuelve.
Alma que a ratos suelta mariposas
A campo abierto, sin fijar distancia,
Y les dice "libad sobre las cosas".
Alma que ha de morir de una fragancia,
De un suspiro, de un verso en que se ruega,
Sin perder, a poderlo, su elegancia.
Alma que nada sabe y todo niega
Y negando lo bueno el bien propicia
Porque es negando como más se entrega,
Alma que suele haber como delicia
Palpar las almas, despreciar la huella,
Y sentir en la mano una caricia.

Alma que siempre disconforme de ella,
Como los vientos vaga, corre y gira;
Alma que sangra y sin cesar delira
Por ser el buque en marcha de la estrella.

ALEJANDRA PIZARNIK “Árbol de Diana”

ALEJANDRA PIZARNIK

“Árbol de Diana”



1

He dado el salto de mí al alba.
He dejado mi cuerpo junto a la luz
Y he cantado la tristeza de lo que nace.

2

Estas son las versiones que nos propone:
Un agujero, una pared que tiembla...

3

Sólo la sed
El silencio
Ningún encuentro
Cuídate de mí, amor mío
Cuídate de la silenciosa en el desierto
De la viajera con el vaso vacío
Y de la sombra de su sombra.

4

Ahora bien:
Quién dejará de hundir su mano en busca
Del tributo para la pequeña olvidada. El frío
Pagará. Pagará el viento. La lluvia pagará.
Pagará el trueno.

5

Por un minuto de vida breve
Única de ojos abiertos
Por un minuto de ver
En el cerebro flores pequeñas
Danzando como palabras en la boca de un mudo.

6

Ella se desnuda en el paraíso
De su memoria
Ella desconoce el feroz destino
De sus visiones
Ella tiene miedo de no saber nombrar
Lo que no existe.

7

Salta con la camisa en llamas
De estrella a estrella,
De sombra en sombra.
Muere de muerte lejana
La que ama al viento.

8

Memoria iluminada, galería donde vaga
La sombra de lo que espero. No es verdad
Que vendrá. No es verdad que no vendrá.

9. A Aurora y Julio Cortázar.

Estos huesos brillando en la noche,
Estas palabras como piedras preciosas
En la garganta viva de un pájaro petrificado,
Este verde muy amado,
Este lila caliente,
Este corazón sólo misterioso.

10

Un viento débil
Lleno de rostros doblados
Que recorto en forma de objetos que amar.

11

Ahora
En esta hora inocente
Yo y la que fui nos sentamos
En el umbral de mi mirada.

12

No más las dulces metamorfosis de una niña de seda
Sonámbula ahora en la cornisa de niebla
Su despertar de mano respirando
De flor que se abre al viento.

13

Explicar con palabras de este mundo
Que partió de mí un barco llevándome.

14

El poema que no digo,
El que no merezco.
Miedo de ser dos
Camino del espejo:
Alguien en mí dormido
Me come y me bebe.

15

Extraño desacostumbrarme
De la hora en que nací.
Extraño no ejercer más
Oficio de recién llegada.

16

Has construido tu casa
Has emplumado tus pájaros
Has golpeado al viento
Con tus propios huesos
Has terminado sola
Lo que nadie comenzó.

17

Días en que una palabra lejana se apodera de mí. Voy por esos días
Sonámbula y transparente. La hermosa autómata se canta, se encanta,
Se cuenta casos y cosas: nido de hilos rígidos donde me danzo y me
Lloro en mis numerosos funerales. (Ella es su espejo incendiado, su
Espera en hogueras frías, su elemento místico, su fornicación de nom-
Bres creciendo solos en la noche pálida).

20. A Laure Bataillon

Dice que no sabe del miedo, de la muerte, del amor
Dice que tiene miedo de la muerte, del amor
Dice que el amor es muerte, es miedo
Dice que la muerte es miedo, es amor
Dice que no sabe.

21

He nacido tanto
Y doblemente sufrido
En la memoria de aquí y de allá.

22

En la noche
Un espejo para la pequeña muerta
Un espejo de cenizas.

23

Una mirada desde la alcantarilla
Puede ser una visión del mundo
La rebelión consiste en mirar una rosa
Hasta pulverizarse los ojos.

32

Zona de plagas donde la dormida come lentamente
Su corazón de medianoche.

33

Alguna vez
Alguna vez tal vez
Me iré sin quedarme
Me iré como quien se va.

34

La pequeña viajera
Moría explicando su muerte
Sabios animales nostálgicos
Visitaban su cuerpo caliente.

35. A Ester Singer

Vida, mi vida, déjate caer, déjate doler, mi vida, déjate enlazar de fue-
Go, de silencio ingenuo, de piedras verdes en la casa de la noche,
Déjate caer y doler, mi vida.

37

Más allá de cualquier zona prohibida
Hay un espejo para nuestra triste transparencia.

38

Este canto arrepentido, vigía detrás de mis poemas
Este canto me desmiente, me amordaza.




ALEJANDRA PIZARNIK “A la espera de la oscuridad”

ALEJANDRA PIZARNIK

“A la espera de la oscuridad”



Ese instante que no se olvida
Tan vacío devuelto por las sombras
Tan vacío rechazado por los relojes
Ese pobre instante adoptado por mi ternura
Desnudo desnudo de sangre de alas
Sin ojos para recordar angustias de antaño
Sin labios para recoger el zumo de las violencias
Perdidas en el canto de los helados campanarios.
Ampáralo niña ciega de alma
Ponle tus cabellos escarchados por el fuego
Abrázalo pequeña estatua de terror.
Señálale el mundo convulsionado a tus pies
A tus pies donde mueren las golondrinas
Tiritantes de pavor frente al futuro
Dile que los suspiros del mar
Humedecen las únicas palabras
Por las que vale vivir.

Pero ese instante sudoroso de nada
Acurrucado en la cueva del destino
Sin manos para decir nunca
Sin manos para regalar mariposas
A los niños muertos.