miércoles, 29 de abril de 2015

BUENOS Y MEJORES AIRES MARIO BENEDETTI

BUENOS Y MEJORES AIRES 

MARIO BENEDETTI



Hay que ir acostumbrándose de a poco
la jornada es tan plena tan bien fundada
que nadie se anima a partirla en dos

las cábalas se ocultan tras las columnas y los arbolitos
los pésames se van chapoteando entre nubes
hasta el hollín se demora en los toldos

pocas veces amaneció tan invencible

el pueblo andrajoso y bienaventurado
regresa con su olor que acalambra al barrio norte
con su miseria que asusta a los miserables
con su hambre que aterra a los dietistas del imperio

el pueblo regresa puteando alegremente
desanda sus lunas de humillación
traga las desventajas y las muertes
rescata consignas de las alcantarillas
y las escribe a lo ancho del cielo
le da al bombo con su más generoso rencor
y despliega la enorme pancarta de sus montoneros
desde la casa rosada donde tiene lugar el exorcismo
hasta la verde memoria del queharán

por la perpetua rivadavia
ruedan colmados semi remolques
generaciones casi repletas

frente a los enarbolados rostros de trelew
hombres condecorados por el aguante y la osadía
dejan que en el consolado desconsuelo
broten por fin los vivas y las lágrimas

es posible que estos resistentes estos fieles
nada sepan de materialismo histórico o de jorge luis borges
pero trelew lo llevan en sí mismos como un coágulo
y el coágulo trelew se vuelve brújula

por eso en este jardín no hay senderos que se bifurquen
el coágulo-brújula apunta sin vacilación hacia devoto
adiós al laberinto adiós al dédalo
adiós al relajo en antiguas lenguas germánicas

este camino es recto
el pueblo avanza puteando alegremente
y las puteadas tampoco se bifurcan
dan en el blanco y al igual
que en el viejo parque japonés de retiro
los quepis van cayendo como patos
entre las verdes olas de madera

por rivadavia pasan generaciones
pasan camiones como tribunas

el lunes abrirán los grandes bancos
sus puertas segurísimas
mas no serán los mismos

se instalarán los oligarcas
en sus inodoros rosa pálido
más no serán los mismos

los consabidos asesores y aun los sinsabidos
leerán making a president y la santa biblia
mas no serán los mismos

en modestos y cautos titulares
la nación y la prensa mostrarán su amargura
mas no serán los mismos

después de todo no está mal
que en su primera faena de poder
con más intuición que las computadoras políticas
y más sinceridad que los partidos electrónicos
la libertad para los suyos

la jornada es tan plena
que nadie se anima a concluirla

en devoto las puertas rechinan
los calabozos retumban a vacío
y en las paredes dice patria o muerte.

Buenos Aires, 25 de mayo de 1973.

BENEDETTI, MARIO

martes, 28 de abril de 2015

SOLEDAD Carlos Guido y Spano

SOLEDAD Carlos 

Guido y Spano


¡Oh soledad! ¡Oh murmurante río,
A cuya margen espontáneos crecen
Los árboles frondosos, que el otoño
Despoja ya de su hojarasca verde!

Huésped errante de la selva oscura
Di en estas limpias aguas. ¡Cuántas veces
Me vio la tarde, absorto en mis recuerdos,
Contemplando su plácida corriente!

La gran naturaleza, de mis penas
Oyó el lamento que hacia Dios asciende:
En su templo inmortal a quien la invoca
Seguro asilo y bálsamos ofrece.

Al dejar sin retorno estos lugares
Tan dulces a mi afán, llevo indeleble
Una impresión de gracia, de frescura,
Y hasta el sahumerio del paisaje agreste.

Como esas aves de amoroso instinto
Que en busca de calor el aire hienden,
Así mis pensamientos al amparo
De los afectos íntimos se vuelven.

¿Pero en cuál mejor sitio hallar la calma,
Y este silencio arrobador, solemne,
Que al fatigado espíritu conforta
Mientras las horas se deslizan breves?

Es aquí donde exhausto peregrino
Quisiera alzar mi solitario albergue,
¡Y arrullado del aura y de las ondas

Vivir lejos del mundo, para siempre!

A BUENOS AIRES LEOPOLDO LUGONES

A BUENOS AIRES 

LEOPOLDO LUGONES



Primogénita ilustre del Plata,
En solar apertura hacia el Este.
Donde atado a tu cinta celeste
Va el gran río color de león;
Bella sangre de prósperas razas
Esclarece tu altivo salvaje
Pinta su nombre sazón.

Arca fuerte de nuestra esperanza.
Fuste insigne de nuestro derecho.
Como el bronce leal sobre el pecho
Asegura al país tu honra fiel.
La genial Libertad, en tu cielo
Fino manto a la patria blasona,
Y eres tú quien le porta en corona
El decoro natal del laurel.

En tu frente, magnífica torre
De la estirpe, tranquila campea
corno amable paloma la idea
De ser grata a los hombres de paz...
esperanza la impulsa y, parece
Cuando así su remonte acaudalas.
Que de cielo le empluma las alas
Aquel soplo pujante y audaz.

Joya humana del mundo dichoso
Que te exalta a su bien venidero.
Como el alba anticipa al lucero
Aun dormida en su pálido tul,
Cada vez que otro día dorado
Te aproxima a la nueva ventura.
Se diría que el sol te inaugura
Sobre abismos más hondos de azul.

Certidumbre de días mejores
La igualdad de los hombres te inicia
En un vasto esplendor de justicia
Sin iglesia, sin sable y sin ley
Gajo vil de ignorancia y miseria
Todavía espinando retoña
Sobre la áspera Cruz de Borgoña

Que trozaste en los tiempos del rey.

HIJA DEL VIENTO Alejandra Pizarnik

HIJA DEL VIENTO 
Alejandra Pizarnik



Han venido.
Invaden la sangre.
Huelen a plumas,
A carencias,
A llanto.
Pero tú alimentas al miedo
Y a la soledad
Como a dos animales pequeños
Perdidos en el desierto.

Han venido
A incendiar la edad del sueño.
Un adiós es tu vida.
Pero tú te abrazas
Como la serpiente loca de movimiento
Que sólo se halla a sí misma
Porque no hay nadie.

Tú lloras debajo del llanto,
Tú abres el cofre de tus deseos
Y eres más rica que la noche.


Pero hace tanta soledad
Que las palabras se suicidan.

lunes, 27 de abril de 2015

LAS FLORES Y LA VIDA DEL HOMBRE PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA

LAS FLORES Y LA VIDA DEL HOMBRE PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA



Éstas que fueron pompa y alegría
Despertando al albor de la mañana,
A la tarde serán lástima vana
Durmiendo en brazos de la noche fría.

Este matiz que al cielo desafía,
Iris listado de oro, nieve y grana,
Será escarmiento de la vida humana:
¡Tanto se emprende en término de un día!

A florecer las rosas madrugaron,
Y para envejecerse florecieron:
Cuna y sepulcro en un botón hallaron.

Tales los hombres sus fortunas vieron:
En un día nacieron y expiraron;
Que pasados los siglos, horas fueron.



Pedro Calderón de la Barca


(1601–1681)

ANDE YO CALIENTE,Y RÍASE LA GENTE LUIS DE GÓNGORA

ANDE YO CALIENTE,Y RÍASE LA GENTE LUIS DE GÓNGORA



Letrilla

Ande yo caliente,
Y ríase la gente.

Traten otros del gobierno
Del mundo y sus monarquías,
Mientras gobiernan mis días
Mantequillas y pan tierno,
Y las mañanas de invierno
Naranjada y aguardiente,
Y ríase la gente.

Coma en dorada vajilla
El príncipe mil cuidados
Como píldoras dorados;
Que yo en mi pobre mesilla
Quiero más una morcilla
Que en el asador reviente,
Y ríase la gente.

Cuando cubra las montañas
De plata y nieve el enero
Tenga yo lleno el brasero
De bellotas y castañas.
Y quien las dulces patrañas
Del rey que rabió me cuente,
Y ríase la gente.

Busque muy en hora buena
El mercader nuevos soles;
Yo conchas y caracoles
Entre la menuda arena,
Escuchando a Filomena
Sobre el chopo de la fuente,
Y ríase la gente.

Pase a media noche el mar,
Y arda en amorosa llama
Leandro por ver su dama;
Que yo más quiero pasar
De Yepes a Madrigar
La regalada corriente,
Y ríase la gente.

Pues Amor es tan cruel
Que de Píramo y su amada
Hace tálamo una espada,
Do se junten ella y él,
Sea mi Tishe un pastel,
Y la espada sea mi diente,
Y ríase la gente.
Luis de Góngora
(1561–1627)

¿QUÉ TENGO YO, QUE MI AMISTAD PROCURAS? LOPE DE VEGA

¿QUÉ TENGO YO, QUE MI AMISTAD PROCURAS?  

LOPE DE VEGA



Soneto
¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
Que a mi puerta, cubierto de rocío,
Pasas las noches del invierno escuras?

¡Oh cuánto fueron mis entrañas duras,
Pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío
Si de mi ingratitud el hielo frío
Secó las llagas de tus plantas puras!

¡Cuántas veces el ángel me decía:
«Alma, asómate ahora a la ventana;
Verás con cuánto amor llamar porfía!»

Y ¡cuántas, hermosura soberana,
«Mañana le abriremos», respondía,
Para lo mismo responder mañana!

Lope de Vega

(1562–1635)