JOHN DONNE “El corazón roto”
Loco de remate está
quien dice
Haber estado una hora
enamorado,
Mas no es que amor
así de pronto mengüe, sino que
Puede a diez en menos
plazo devorar.
¿Quién me creerá si
juro
Haber sufrido un año
de esta plaga?
¿Quién no se reiría
de mí si yo dijera
Que vi arder todo un
día la pólvora de un frasco?
¡Ay, qué
insignificante el corazón,
Si llega a caer en
manos del amor!
Cualquier otro pesar
deja sitio
A otros pesares, y
para sí reclama sólo parte.
Vienen hasta
nosotros, pero a nosotros el Amor arrastra,
Y, sin masticar,
engulle.
Por él, como por bala
encadenada, tropas enteras mueren.
El es el esturión
tirano; nuestros corazones, la morralla.
Si así no fue, ¿qué
le pasó
A mi corazón cuando
te vi?
Al aposento traje un
corazón,
Pero de él salí yo
sin ninguno.
Si contigo hubiera
ido, sé
Que a tu corazón el
mío habría enseñado a mostrar
Por mí más compasión.
Pero, ¡ay!, Amor,
De un fuerte golpe lo
quebró cual vidrio.
Mas nada en nada
puede convertirse,
Ni lugar alguno puede
del todo vaciarse,
Así, pues, pienso que
aún posee mi pecho todos
Esos fragmentos,
aunque no estén reunidos.
Y ahora, como los
espejos rotos muestran
Cientos de rostros
más menudos, así
Los añicos de mi
corazón pueden sentir agrado,
Deseo, adoración,
Pero después de tal
amor, de nuevo amar no pueden.