miércoles, 23 de septiembre de 2015

PEDRO SALINAS "Aquí, en esta orilla blanca"

PEDRO SALINAS
"Aquí, en esta orilla blanca"


Aquí,
En esta orilla blanca
Del lecho donde duermes,
Estoy al borde mismo
De tu sueño. Si diera
Un paso más, caería
En sus ondas, rompiéndolo
Como un cristal. Me sube
El calor de tu sueño
Hasta el rostro. Tu hálito
Te mide la andadura
Del soñar: va despacio.
Un soplo alterno, leve,
Me entrega ese tesoro
Exactamente: el ritmo
De tu vivir soñando.
Miro. Veo la estofa
De que está hecho tu sueño.
La tienes sobre el cuerpo
Como coraza ingrávida.
Te cerca de respeto.
A tu virgen te vuelves
Toda entera, desnuda,
Cuando te vas al sueño.
En la orilla se paran
Las ansias y los besos:
Esperan, ya sin prisa,
A que abriendo los ojos
Renuncies a tu ser
Invulnerable. Busco
Tu sueño. Con mi alma
Doblada sobre ti
Las miradas recorren,
Traslúcida, tu carne
Y apartan dulcemente
Las señas corporales
Por ver si hallan detrás
Las formas de tu sueño.
No lo encuentran. Y entonces
Pienso en tu sueño. Quiero
Descifrarlo. Las cifras
No sirven, no es secreto.
Es sueño y no misterio.
Y de pronto, en el alto
Silencio de la noche,
Un soñar mío empieza
Al borde de tu cuerpo;
En él el tuyo siento.
Tú dormida, yo en vela,
Hacíamos lo mismo.
No había qué buscar:
Tu sueño era mi sueño.

PEDRO SALINAS "Amor, amor, catástrofe"

PEDRO SALINAS
"Amor, amor, catástrofe"


Amor, amor, catástrofe.
¡Qué hundimiento del mundo!
Un gran horror a techos
Quiebra columnas, tiempos;
Los reemplaza por cielos
Intemporales. Andas, ando
Por entre escombros
De estíos y de inviernos
Derrumbados. Se extinguen
Las normas y los pesos.
Toda hacia atrás la vida
Se va quitando siglos,
Frenética, de encima;
Desteje, galopando,
Su curso, lento antes;
Se desvive de ansia
De borrarse la historia,
De no ser más que el puro
Anhelo de empezarse
Otra vez. El futuro
Se llama ayer. Ayer
Oculto, secretísimo,
Que se nos olvidó
Y hay que reconquistar
Con la sangre y el alma,
Detrás de aquellos otros
Ayeres conocidos.
¡Atrás y siempre atrás!
¡Retrocesos, en vértigo,
Por dentro, hacia el mañana!
¡Que caiga todo! Ya
Lo siento apenas. Vamos,
A fuerza de besar,
Inventando las ruinas
Del mundo, de la mano
Tú y yo
Por entre el gran fracaso
De la flor y del orden.
Y ya siento entre tactos,
Entre abrazos, tu piel,
Que me entrega el retorno
Al palpitar primero,
Sin luz, antes del mundo,
Total, sin forma, caos.

martes, 22 de septiembre de 2015

JAIME SABINES "En la sombra estaban sus ojos"

JAIME SABINES
"En la sombra estaban sus ojos"


En la sombra estaban sus ojos
Y sus ojos estaban vacíos
Y asustados y dulces y buenos
Y fríos.

Allí estaban sus ojos y estaban
En su rostro callado y sencillo
Y su rostro tenía sus ojos
Tranquilos.

No miraban, miraban, qué solos
Y qué tiernos de espanto, qué míos,
Me dejaban su boca en los labios
Y lloraban un aire perdido
Y sin llanto y abiertos y ausentes
Y distantes, distantes y heridos
En la sombra en que estaban, estaban
Callados, vacíos.

Y una niña en sus ojos sin nadie
Se asomaba sin nada a los míos
Y callaba y miraba y callaba
Y sus ojos abiertos y limpios,
Piedra de agua, me estaban mirando
Más allá de mis ojos sin niños
Y qué solos estaban, qué tristes,
Qué limpios.


Y en la sombra en que estaban sus ojos
Y en el aire sin nadie, afligido,
Allí estaban sus ojos y estaban
Vacíos.

JAIME SABINES "Ayer estuve observando"

JAIME SABINES
"Ayer estuve observando"




Ayer estuve observando a los animales
Y me puse a pensar en ti.
Las hembras son más tersas,
Más suaves y más dañinas.
Antes de entregarse maltratan al macho,
O huyen, se defienden.

¿Por qué? Te he visto a ti también,
Como las palomas, enardeciéndote
Cuando yo estoy tranquilo.
¿Es que tu sangre y la mía se encienden
A diferentes horas?

Ahora que estás dormida debías responderme.
Tu respiración es tranquila y tienes
El rostro desatado y los labios abiertos.
Podrías decirlo todo sin aflicción, sin risas.

¿Es que somos distintos? ¿No te hicieron, pues,
De mi costado? ¿No me dueles?

Cuando estoy en ti, cuando me hago pequeño
Y me abrazas y me envuelves y te cierras
Como la flor con el insecto,
Sé algo, sabemos algo.
La hembra es siempre más grande, de algún modo.

Nosotros nos salvamos de la muerte.
¿Por qué? Todas las noches nos salvamos.
Quedamos juntos, en nuestros brazos,
Y yo empiezo a crecer como el día.

Algo he de andar buscando en ti,
Algo mío que tú eres y que no has de darme nunca.


¿Por qué nos separaron? Me haces falta para andar,
Para ver, como un tercer ojo,
Como otro pie que sólo yo sé que tuve.

ALBERTO RUY SÁNCHEZ "El reclamo del colibrí"

ALBERTO RUY SÁNCHEZ 
"El reclamo del colibrí"







Las alas del colibrí que alimentaste
Te mencionan, te reclaman:
En el viento estará tu nombre escrito
Siempre nunca, nunca siempre.


Dejaste que el sueño te invadiera
Como un río metiéndose en tus venas.
El sueño del silencio, el de la noche larga.
Y al despertar te fuiste con el sueño.

Vamos a enterrar lo que olvidaste:
Tu rostro sin llanto ni sonrisas,
Tus manos sin fuerza ni ternura,
Tus pies sin pasos,
Tus ojos hacia adentro,
Tu boca sin hambre,
El frío que te cubre como un velo invisible,
El dolor que ya no sientes y nos dejas.

Pasaremos por aquí sin verte.
Nos sentaremos en tu silla.
Dormiremos en tu cama.
Ven por las noches a conversar en sueños
Para hacernos sentir que no te has ido.


Las alas del colibrí que alimentaste
Te mencionan, te reclaman:
En el viento estará tu nombre escrito
Siempre nunca, nunca siempre.

ALBERTO RUY SÁNCHEZ "Aparecida"

ALBERTO RUY SÁNCHEZ 
"Aparecida"







Te vas así
Cuando te acercas
Y al irte
Me dejas
Más cerca de ti.

Mi piel es la prisión
De tu presencia.


Vuelves a mí,
Al abismo de mis manos,
A la orilla
Del sonido
De la sangre
De mi cuerpo,
Y me dejas escuchar los pasos
Veloces
De la tuya.

Pego el oído
A tu piel
(La mía es la prisión
De tu presencia)
Y escucho en ella
El murmullo
De un río en la noche,
Los secretos en tumulto
De un corazón
Que ya no late
Hacia mí.

Pones tu sonrisa en las manos de mis ojos,
Pones tus manos en mis hombros,
Tus pies
Se enredan
En mis piernas,
Se anudan
Como serpientes en celo
Y tu mente
En el mar de aquel olvido
Donde flotan
Nuestras frases
Nuestros quejidos
Nuestros anhelos
De eterna conmoción
Nuestra certeza
De ser indisolubles.

Te vas así
Cuando te acercas
Y al irte
Me dejas
Más cerca de ti.


Mi piel es la prisión
De tu presencia.

sábado, 19 de septiembre de 2015

ELVIO ROMERO "Alegres éramos"

ELVIO ROMERO
"Alegres éramos"


Usted sabe, señor,
Qué alegría colgaba en la floresta;
Qué alegría severa
Como raigambre sudorosa;
Cómo el alegre polvo veraniego
Fulguraba en su lámina esplendente,
Cómo, ¡qué alegremente andábamos!

¡Qué alegremente andábamos!

Usted sabe, señor,
Usted ha visto cómo
La lluvia torrencial sempiterna caía
Sobre un textil aroma de bejucos salvajes
Y cómo iba dejando con sus pétalos húmedos
Su flora resbalosa,
Su acuosa florería.

Usted sabe, señor,
Cómo los sementales retozaban
Hartos de florecer, jubilosos de hartazgo,
Con qué poder la noche deponía
Su amargura en la altura del rocío
Tal como deponía la desdicha
Su arma en las arboledas.

Usted sabe qué alegre
Aflicción de racimos por las ramas
En frutal arco iris vespertino;
Cómo alegres luciérnagas subían
A encender las estrellas,
A conducir azahares que estallaban
Como emoción nupcial o lumbraradas.

Usted sabe, señor,
Que antes de que aquí se enseñoreara
La pobreza, frunciendo hasta las hojas,
Desesperando el aire,
Bien sabe, bien conoce
Que cualquier miserable aquí podía
Fortificar un canto en su garganta,
En su pecho opulento.

¡Cómo podías reír, muchacha mía,
Juvenil, cómo izabas
Una sonrisa fértil como un grano,
Cómo te coronaban los jazmines
Y cómo yo apuraba
Mi vaso de fervor! ¡Qué alegres éramos!

Antes, antes de la amargura,
Antes de que sorbiéramos
Un caudaloso cáliz de indigencias boreales,
Antes de que amarraran los perfumes,
Que en su reverso el sol guardase el hambre,
¡Qué alegres caminábamos!


Antes,
Antes de que el aura ofendieran,
De arrancar la raíz sangrándole los bulbos,
Antes del mayoral, del tiro, antes del látigo,
Qué alegría, señor,
¡Qué alegremente andábamos!