sábado, 19 de septiembre de 2015

ELVIO ROMERO "Al amor un nombre"

ELVIO ROMERO
"Al amor un nombre"


Quizás porque en ti se asombran
Las cosas voy reinventando
Un nombre nuevo a las cosas.

Quizás por eso buscamos
Signarle un color distinto
A todo cuanto abrazamos.

Al amor un nombre. Al árbol
Que nos cobija. Al silencio
Que se reduce en tus brazos.

Quizás empezarán contigo
A renovarse las hojas
Con que me abrigo y te abrigo.

Y a reinventarse el lucero
Ese brillo enamorado
Del bosque de tus cabellos.

¿Todo es hoy? ¿Hubo pasado?
¿Alguna huella de tu beso
Que su sello haya dejado?

¿Acaso no hay memoria
De aquel rostro, aquellos ojos,
De otros nombres y otras sombras?

¿Contigo el futuro empieza?
¿Contigo el pasado muere?
¿Contigo el presente sueña?

Quizás porque todo ahora
Contigo canta, debiera
Reinventarme cada cosa.


O porque viejos recuerdos
De los ojos se me borran.

viernes, 18 de septiembre de 2015

JORGE ROJAS "El salmo de los árboles"

JORGE ROJAS
"El salmo de los árboles"


Si quieres acercarte más a mi corazón
Rodea tu casa de árboles.
Y sentirás el júbilo de la flor incipiente
Mientras menos lograda más lejos de la muerte.
Escucharás las cosas pequeñas que yo escucho
Cuando cae la tristeza sobre los campos húmedos.
El grillo que devana su pequeña madeja
De soledad y extiende su música en la hierba.
Y verá tu pupila la aventura del vuelo,
La fatiga del ala bajo el plumaje trémulo.
Planta delgados álamos, donde sus sombras midan
El césped silencioso y el agua cantarina,
Y el quieto surtidor verde de los sauces
Para que la tristeza caiga en tus ojos dulces.
El huso de los pinos donde la sombra crece
Que hile la blandura de los atardeceres.
Y cuando esté maduro el silencio del bosque
Pártelo como un fruto, pronunciando mi nombre.
Que sostengan los árboles la lluvia entre sus ramas
Con la misma dulzura con que se toca un arpa.
Y hasta en la oscura noche, cada tallo en aroma
Te entregue la delicia de las futuras pomas.
Y las redondas bayas -madurez y deseo-
Pendan de los flexibles gajos de los ciruelos.
Y decoren de plata sus hojas las acacias
Como si amaneciera la luna entre las ramas.
Que la flor del magnolio, al alto mediodía,
Un loto te recuerde bajo la luz tranquila.
Y la savia palpite si grabas en los robles
El contorno perfecto de nuestros corazones.
El laurel, aun sin frente que aprisionar, recuerde
A tus manos la ausente materia de mis sienes.
Y el mimbre que se doble tierno sobre el estanque
Como si en él quisiera ver el vuelo de un ave.
Despertarán entonces al vaivén de las ramas
Más pájaros que cantos caben en la mañana.
Y la luz será lira sostenida en el aire,
Iniciación del alba, límite de la tarde.
Acércate al rumor del viento entre los árboles,
Amada, y sentirás el rumor de mi sangre.

JORGE ROJAS "El agua"

JORGE ROJAS "El agua"




Beso sin labio, novia en tu desvelo
Esperando una boca que te beba;
Y niña aún si un cántaro te lleva
Arrullada en los brazos bajo el cielo.
Llueve, y el mundo goza de tu vuelo;
Danza la espiga, ábrese la gleba
Y es más dulce cantar cuando se prueba
Tu líquido que sabe a nuestro suelo.
Saltando entre los juncos extraviada
En busca de la sed, corza ligera,
Has quedado en mi mano aprisionada.
No importa que quien te haga prisionera
Te dé su forma, corre alborozada
Persiguiendo tu forma verdadera.

jueves, 17 de septiembre de 2015

GONZALO ROJAS "Código del obseso"

GONZALO ROJAS
"Código del obseso"


I

Busco un pelo; entre lo innumerable de este
Mundo busco un pelo
Disperso en la quebrazón, longuilíneo
De doncellez correspondiente a grande figura
De muchacha grande, pies
Castísimos con uñas pintadas
Por el rey, airosos los muslos
De la esbeltez dual, en ascenso
Más bien secreto, de pubis
A axila, a cabellera
Torrencial tras lo animal del número
Ronco de ser, busco un pelo.

II

Espléndido de mujer
Espléndida, clásica,
Músico
De tacto preferiblemente intrépido
De Boticelli, áureo
Y corrupto de exactitud, castaño
De fulgor, finísimo, de alto a
Bajo busco un pelo.

III

Unigénito, seco de aroma,
Entre el aire y el descaro
Del aire, ni rey
A remolque de esta invención,
Ni tamaña concubina venusina,
Flaco y cínico:
-Galaxias no me quiten el Sol. Pajar del cielo:
Lo que busco es un pelo.

GONZALO ROJAS "Algo de música"

GONZALO ROJAS
"Algo de música"


Del cuerpo; se ha dicho que el cuerpo
De tanto arder va haciéndose traslúcido
En su barniz, y eso de las células
Cerebrales es más bien farsa
De acuerdo con el éter del tres mil,
Puede
¿Por qué no? De poder puede
Siempre que no sobre la madre
En esto de la preñez y todo se convierta en botella,
En copa o en botella es lo mismo, y la resurrección
Sea un vidrio distinto, de nueve meses venenosos.

Con otro cielo, claro está, y otra distribución
De lo umbilical donde la fiesta sea de uranio
Con arcángeles de uranio y rosas de uranio,
Una fiesta larga con además desnudas bellísimas
De uranio, a la velocidad
De la mortandad del uranio.


Y algo de música, siempre algo de música,
¿Por qué no? Con trompetas.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

DUQUE DE RIVAS "Un castellano leal" Romance II

DUQUE DE RIVAS
"Un castellano leal"
Romance II



En una anchurosa cuadra
Del alcázar de Toledo,
Cuyas paredes adornan
Ricos tapices flamencos,

Al lado de una gran mesa
Que cubre de terciopelo
Napolitano tapete
Con borlones de oro y flecos;

Ante un sillón de respaldo
Que entre bordado arabesco
Los timbres de España ostenta
Y el águila del Imperio.

De pie estaba Carlos Quinto
Que en España era Primero,
Con gallardo y noble talle,
Con noble y tranquilo aspecto.

De brocado de oro y blanco
Viste tabardo tudesco,
De rubias martas orlado,
Y desabrochado y suelto;

Dejando ver un justillo
De raso jalde, cubierto
Con primorosos bordados
Y costosos sobrepuestos;

Y la excelsa y noble insignia
Del Toisón de Oro, pendiendo
De una preciosa cadena
En la mitad de su pecho.

Un birrete de velludo
Con un blanco airón, sujeto
Por un joyel de diamantes
Y un antiguo camafeo;

Descubre por ambos lados,
Tanta majestad cubriendo,
Rubio, cual barba y bigote
Bien atusado el cabello.

Apoyada en la cadera
La potente diestra ha puesto,
Que aprieta dos guantes de ámbar
Y un primoroso mosquero.

Y con la siniestra halaga,
De un mastín muy corpulento,
Blanco, y las orejas rubias,
El ancho y carnoso cuello.

Con el Condestable insigne,
Apaciguador del reino,
De los pasados disturbios
Acaso está discurriendo;

O del trato que dispone
Con el rey de Francia, preso,
O de asuntos de Alemania,
Agitada por Lutero.

Cuando un tropel de caballos
Oye venir, a lo lejos,
Y ante el alcázar pararse,
Quedando todo en silencio.

En la antecámara suena
Rumor impensado luego,
Ábrese al fin la mampara
Y entra el de Borbón soberbio;

Con el semblante de azufre,
Y con los ojos de fuego,
Bramando de ira y de rabia
Que enfrena mal el respeto.

Y con balbuciente lengua
Y con mal borrado ceño,
Acusa al de Benavente,
Un desagravio pidiendo.

Del español Condestable
Latió con orgullo el pecho,
Ufano de la entereza
De su esclarecido deudo.

Y, aunque advertido procura
Disimular cual discreto,
A su noble rostro asoman
La aprobación y el contento.

El Emperador un punto
Quedó indeciso y suspenso,
Sin saber qué responderle
Al francés, de enojo ciego.

Y aunque en su interior se goza
Con el proceder violento
Del conde de Benavente,
De altas esperanzas lleno;

Por tener tales vasallos,
De noble lealtad modelos,
Y con los que el ancho mundo
Será a sus glorias estrecho;

Mucho al de Borbón le debe
Y es fuerza satisfacerlo,
Le ofrece para calmarlo
Un desagravio completo;

Y llamando a un gentilhombre,
Con el semblante severo
Manda que el de Benavente
Venga a su presencia presto.

DUQUE DE RIVAS "Un castellano leal"Romance I

DUQUE DE RIVAS
"Un castellano leal"
Romance I



"Hola, hidalgos y escuderos
De mi alcurnia y mi blasón,
Mirad, como bien nacidos,
De mi sangre y casa en pro.

"Esas puertas se defiendan
Que no ha de entrar ¡vive Dios!
Por ellas, quien no estuviere
Más limpio que lo está el sol,

"No profane mi palacio
Un fementido traidor
Que contra su rey combate
Y que a su patria vendió.

Pues si él es de reyes primo,
Primo de reyes soy yo,
Y conde de Benavente
Si él es duque de Borbón.

"Llevándole de ventaja,
Que nunca jamás manchó
La traición mi noble sangre,
Y haber nacido español".

Así atronaba la calle
Una ya cascada voz,
Que de un palacio salía
Cuya puerta se cerró;

Y a la que estaba a caballo
Sobre un negro pisador,
Siendo en su escudo las lises
Más bien que timbre, baldón;

Y de pajes y escuderos
Llevando un tropel en pos
Cubiertos de ricas galas,
El gran duque de Borbón.

El que lidiando en Pavía
Más que valiente, feroz,
Gozóse en ver prisionero
A su natural señor;

Y que a Toledo ha venido
Ufano de su traición,
Para recibir mercedes,
Y ver al Emperador.