sábado, 27 de junio de 2015

AMADO NERVO “A Leonor”

AMADO NERVO

“A Leonor”



Tu cabellera es negra como el ala
Del misterio; tan negra como un lóbrego
Jamás, como un adiós, como un "¡quién sabe!"
Pero hay algo más negro aún: ¡tus ojos!

Tus ojos son dos magos pensativos,
Dos esfinges que duermen en la sombra,
Dos enigmas muy bellos... Pero hay algo,
Pero hay algo más bello aún: tu boca.

Tu boca, ¡oh sí!; tu boca, hecha divinamente
Para el amor, para la cálida
Comunión del amor, tu boca joven;
Pero hay algo mejor aún: ¡tu alma!

Tu alma recogida, silenciosa,
De piedades tan hondas como el piélago,
De ternuras tan hondas...
Pero hay algo,
Pero hay algo más hondo aún: ¡tu ensueño!

RUBÉN DARÍO “Abrojos”

RUBÉN DARÍO “Abrojos”




Lloraba en mis brazos vestida de negro,
Se oía el latido de su corazón,
Cubríanle el cuello los rizos castaños
Y toda temblaba de miedo y de amor.
¿Quién tuvo la culpa? La noche callada.
Ya iba a despedirme. Cuando dije "¡adiós!",
Ella, sollozando, se abrazó a mi pecho
Bajo aquel ramaje del almendro en flor.
Velaron las nubes la pida luna...
Después, tristemente lloramos los dos.


¿Que lloras? Lo comprendo.
Todo concluido está.
Pero no quiero verte,
Alma mía, llorar.
Nuestro amor, siempre, siempre...
Nuestras bodas... jamás.
¿Quién es ese bandido
Que se vino a robar
Tu corona florida
Y tu velo nupcial?
Mas no, no me lo digas,
No lo quiero escuchar.
Tu nombre es Inocencia
Y el de él es Satanás.
Un abismo a tus plantas,
Una mano procaz
Que te empuja; tú ruedas,
Y mientras tanto, va
El ángel de tu guarda
Triste y solo a llorar.
Pero ¿por qué derramas
Tantas lágrimas? ¡Ah!
Sí, todo lo comprendo...
No, no me digas más.

RUBÉN DARÍO “A Margarita Debayle”

RUBÉN DARÍO

“A Margarita Debayle”




Margarita, está linda la mar,
Y el viento
Lleva esencia sutil de azahar;

Yo siento
En el alma una alondra cantar:
Tu acento.
Margarita, te voy a contar

Un cuento.

Este era un rey que tenía
Un palacio de diamantes,
Una tienda hecha del día

Y un rebaño de elefantes,
Un kiosco de malaquita,
Un gran manto de tisú,
Y una gentil princesita,

Tan bonita
Margarita,
Tan bonita como tú.


Una tarde la princesa
Vio una estrella aparecer;
La princesa era traviesa
Y la quiso ir a coger.


La quería para hacerla
Decorar un prendedor,
Con un verso y una perla,
Y una pluma y una flor.


Las princesas primorosas
Se parecen mucho a ti:
Cortan lirios, cortan rosas,
Cortan astros. Son así.


Pues se fue la niña bella,
Bajo el cielo y sobre el mar,
A cortar la blanca estrella
Que la hacía suspirar.


Y siguió camino arriba,
Por la luna y más allá;
Mas lo malo es que ella iba
Sin permiso del papá.


Cuando estuvo ya de vuelta
De los parques del Señor,
Se miraba toda envuelta
En un dulce resplandor.


Y el rey dijo: "¿Qué te has hecho?
Te he buscado y no te hallé;
¿Y qué tienes en el pecho,
Que encendido se te ve?"


La princesa no mentía.
Y así, dijo la verdad:
"Fui a cortar la estrella mía
A la azul inmensidad".


Y el rey clama: "¿No te he dicho
Que el azul no hay que tocar?
¡Qué locura! ¡Qué capricho!
El Señor se va a enojar".


Y dice ella: "No hubo intento:
Yo me fui no sé por qué
Por las olas y en el viento
Fui a la estrella y la corté".


Y el papá dice enojado:
"Un castigo has de tener:
Vuelve al cielo, y lo robado
Vas ahora a devolver".


La princesa se entristece
Por su dulce flor de luz,
Cuando entonces aparece
Sonriendo el buen Jesús.


Y así dice: "En mis campiñas
Esa rosa le ofrecí:
Son mis flores de las niñas
Que al soñar piensan en mí".


Viste el rey ropas brillantes,
Y luego hace desfilar
Cuatrocientos elefantes
A la orilla de la mar.


La princesita está bella,
Pues ya tiene el prendedor
En que lucen, con la estrella,
Verso, perla, pluma y flor.


Margarita, está linda la mar,
Y el viento
Lleva esencia sutil de azahar:
Tu aliento.


Ya que lejos de mí vas a estar,
Guarda, niña, un gentil pensamiento
Al que un día te quiso contar
Un cuento.

 



PABLO NERUDA Poema II: En su llama mortal la luz te envuelve

PABLO NERUDA

Poema II:

En su llama mortal la luz te envuelve



En su llama mortal la luz te envuelve.
Absorta, pálida, doliente, así situada
Contra las viejas hélices del crepúsculo
Que en torno a ti da vueltas.

Muda, mi amiga,
Sola en lo solitario de esta hora de muertes
Y llena de las vidas del fuego,
Pura heredera del día destruido.

Del sol cae un racimo en tu vestido oscuro.
De la noche las grandes raíces
Crecen de súbito desde tu alma,
Y a lo exterior regresan las cosas en ti ocultas,
De modo que un pueblo pálido y azul
De ti recién nacido se alimenta.

Oh grandiosa y fecunda y magnética esclava
Del círculo que en negro y dorado sucede,
Erguida, trata y logra una creación tan viva
Que sucumben sus flores, y llena es de tristeza.


PABLO NERUDA Poema I: Cuerpo de mujer

PABLO NERUDA

Poema I:

Cuerpo de mujer




Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,
Te pareces al mundo en tu actitud de entrega.
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava
Y hace saltar al hijo del fondo de la tierra.

Fui sólo como un túnel. De mí huían los pájaros,
Y en mí la noche entraba en su invasión poderosa.
Para sobrevivirme te forjé como un arma,
Como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda.

Pero cae la hora de la venganza, y te amo.
Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.
¡Ah los vasos del pecho! ¡Ah los ojos de ausencia!
¡Ah las rosas del pubis! ¡ Ah tu voz lenta y triste!


Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia.
Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso
Oscuros cauces donde la sed eterna sigue,
Y la fatiga sigue y el dolor infinito.

MIGUEL DE UNAMUNO “Al amor de la lumbre”

MIGUEL DE UNAMUNO

“Al amor de la lumbre”



Dulcissime vanus Homems.

Al amor de la lumbre cuya llama
Como una cresta de la mar ondea.
Se oye fuera la lluvia que gotea
Sobre los chopos. Previsora el ama

Supo ordenar se me temple la cama
Con sahumerio. En tanto la Odisea
Montes y valles de mi pecho orea
De sus ficciones con la rica trama

Preparándome el sueño. Del castaño
Que más de cien generaciones de hoja
Criara y vio morir, cabe el escaño


Abrasándose el tronco con su roja
Brasa me reconforta. ¡Dulce engaño
La ballesta de mi inquietud afloja!

MIGUEL DE UNAMUNO “A mi buitre”

MIGUEL DE UNAMUNO

“A mi buitre”



Este buitre voraz de ceño torvo
Que me devora las entrañas fiero
Y es mi único constante compañero
Labra mis penas con su pico corvo.

El día en que le toque el postrer sorbo
Apurar de mi negra sangre, quiero
Que me dejéis con él solo y señero

Un momento, sin nadie como estorbo.
Pues quiero, triunfo haciendo mi agonía
Mientras él mi último despojo traga,

Sorprender en sus ojos la sombría

Mirada al ver la suerte que le amaga
Sin esta presa en que satisfacía
El hambre atroz que nunca se le apaga.