martes, 5 de mayo de 2015

José Pedroni Indio

José Pedroni


Indio




Quien ordenó la carga del arado
ordenaba tu muerte el mismo día.
Ella tuvo lugar junto al Salado
con paloma y calandria, a mano fría.

No te valió tu entrega de venado
frente al duro invasor que te temía.
No te valió tu miel de despojado.
Sólo la dulce espiga te quería.

Descendiente de gringo y su pecado,
por cementerio de tu alfarería,
a lo largo del río voy callado.

La culpa de tu muerte es culpa mía.
Indio, dime que soy tu perdonado
por el trigo inocente que nacía.

¡Quién retiene al amor cuando se aleja! Jacinto Benavente

Jacinto Benavente


¡Quién retiene al amor cuando se aleja!




Tanto es mi amor, por todos mis amores,
que en el jardín de la existencia mía
a verlas marchitarse día a día
preferí siempre deshojar sus flores.

Cuanto más encendidos sus colores
mueran en su triunfante lozanía,
más triste que la muerte es la agonía
de un amor entre dudas y temores.

Triste fin de un amor, cuando engañoso
quiere fingir que a su pesar nos deja,
y más ofende, cuanto más piadoso.

¿Y qué logrará la importuna queja
del ofendido corazón celoso?
¡Quién retiene al amor… cuando se aleja!



lunes, 4 de mayo de 2015

Julia Prilutzky Quiero estar en tu sueño

Julia Prilutzky 

Quiero estar en tu sueño




Quiero estar en tu sueño. Ser tu sueño.
Penetrar más allá de lo que advierte
la mirada sutil. Como beleño
recorrer, galopar tu sangre inerte.

Quiero quebrar con definido empeño
toda defensa en ti: muralla, fuerte:
y adentrarme, crisálida de ensueño
más allá de tu vida y de tu muerte.

Más allá de tu piel, y más adentro
de toda sombra, y más allá del centro
desconocido, virgen, tembloroso...

Y estar dentro de ti -seguro puerto-
como un paradojal milagro cierto,
presentido a la vez que pavoroso.

Juan Cruz Varela El 25 de mayo de 1838 en Buenos Aires

Juan Cruz Varela 

El 25 de mayo de 1838 en Buenos Aires




'Ya raya la aurora del día de Mayo, 
sagamos, salgarnos a esperar el rayo
que lance primero su fúlgido sol.

Mirad: todavía no asoma la frente.
Pero ya le anuncia cercano al Oriente
de púrpura y oro brillante arrebol.

Mirad esas filas: el rayo, el acero.
Los patrios pendones, la voz del guerrero
al salir el astro saludo le harán

de párvulos tiernos inocente coro
alzará a los cielos el canto sonoro,
y todas las madres de amor llorarán.

Por los horizontes del río de Platea
el pueblo en silencio la vista dilata
buscando en las aguas naciente fulgor;

y en el aire de vivas poblárase luego
cuando en el baluarte con lenguas de fuego
anuncie el momento cañón tronador;

cándida celeste la patria bandera
sobre las almenas será la primera
que el brillo reciba al gran luminar;

y ven en las bellas cándida y celeste
cómo la bandera de nítica veste
en gracioso talle graciosa ondear.

Yo he sido guerrero: también ha postrado
mi brazo enemigos: me lo ha destrozado 
la ardiente metralla del bronce español.

No sigo estandartes, inútil ahora;
pero tengo patria... Ya luce la aurora
y seré dichoso si miro este sol.'

Así entre extranjeros que absortos oían,
ya a ver esta pompa de lejos venían,
hablaba un soldado, y era joven yo.

¡Qué Mayo el de entonces!
¡Qué glorias aquellas!
¡Pasaron! ¡Pasaron! Ni memoria de ellas 
consiente el tirano que el mando robó.

¡Ay, sella tus labios, antiguo guerrero,
y no hables ahora si ansioso extranjero
la gloria de Mayo pregunta cuál es!

Sí, sella tus labios, reprime tus iras,
¡ah, no te desprecien los hombres que miras,
espera los días que vendrán después!

¡En vano se abrieron de Oriente las puertas!
¡Cómo en negra noche mudas y desiertas
las calles y plazas discurriendo van.

Su bárbara grita, su danza salvaje
es en este día medditado ultraje
del nuevo caribe que el Sur abortó.

Sin parte en tu gloria nación Argentina,
tu gloria, tu nombre, tu honor abomina
en su enojo el cielo tal hijo te dio.

Feroz y medroso, desde el homdo encierro
do templado mora, la mano de hierro
tiende sobre el pueblo mostrando el puñal:

Vergënza, despecho y envidia le oprimen;
los hombres de Mayo son hombres de crimen
para este ministro del genio del mal.

Sin él patria, leyes, libertad gritaron,
sin él valerosos la espada empuñaron,
rompieron cadenas y yugo sin él.

Por eso persigue con hórrida saña
a los vencedores de su amada España;
y en ell grande día la venga cruel.

El Plata y los Andes, Tucumán hermoso,
y Salta, y el Maipo, y el Perú fragoso,
¿le vieron acaso pugnar y vencer?

Vilcapujio, Ayuma, Moquegua, Torata
donde la victoria nos fue tan ingrata,
¿le vieron acaso la gloria caer?

A fuer de cobarde y aleve asesino,
espiaba el momento que al pueblo argentino
postrado dejara discordia civil.

Y al verle vencido por su propia fuerza
le asalta, le oprime, le burla y se esfurza
en que arrastre esclavo cadena servil.

¡Oh Dios! No supimos vivir como hermanos;
de la dulce patria nuestras mismas manos
las tiernas entrañas osaron romper:

¡Y por castigarlos al cielo le plugo
hacer que marchemos uncidos al yugo
que obscuro salvaje nos quiso imponer!

¿Y tú, Buenos Aires, antes vencedora,
humillada sufres que sirvan ahora
todos tus trofeos de alfombra a su pie?

¿Será que ese monstruo robártelos pueda
y de ti se diga que solo te queda
el mísero orgullo de un tiempo que fue?

¿Qué azote, qué ultraje resta todavía,
qué nuevo infortunio, cara patria mía,
de que tú no seas la víctima ya?

¡Ah, si tu tirano supiese siquiera
reprimir el vuelo de audacia extranjera
y vengar insultos que no vengará!

De Albión la potente sin duro castigo,
Del Brasil de Iberia bajel enemigo
la espalda del Plata jamás abrumó.

¡Y hora extraña flota le doma, le oprime
tricolor bandera flamea sublime,
y la azul y blanca vencida cayó!

¿Qué importa al perjuro tu honor o tu afrenta?
Los heroicos hechos que tu historia cuenta,
tus días felices, tu antiguo esplendor.

Deslumbran su vista, confunden su nada,
y el bárbaro intenta dejar apagada
la luz que a los libres en Mayo alumbró.

Tú que alzando el grito despertaste un mundo
postrando tres siglos en sueño profundo
y diste a los reyes tremenda lección.

¿De un déspota imbécil esclava suspiras?
¡Eh! contra tu fuerza ¿qué valen sus iras?
¿No has visto a tus plantas rendido un león?

¡hijos de mi patria, levantad la frente
y con fuerte brazo la fiera inclemente
que lanzó el desierto, de un golpe aterrad!

Lavad vuestra mancha, valientes porteños,
y mostrad al mundo que no tiene dueños
el pueblo que en Mayo gritó Libertad.

Hilario Ascasubi La refalosa

Hilario Ascasubi 


La refalosa




Mira gaucho salvajón
que no pierdo la esperanza
y no es chanza
de hacerte probar que cosa
es «Tin Tin y Refalosa»
ahora te diré como es:
escuchá y no te asustés
que para ustedes es canto
más triste que viernes santo
Unitario que agarramos 
lo estiramos o paradito nomás
lo agarran los compañeros
por supuesto, mazorqueros
y ligao con maniador doblado
ya queda coco con codo
y desnudito ante todo
¡Salvajón!
Aquí empieza su aflicción
luego después a los pieses
un sobeo en tres dobleces
se le atraca
y queda como una estaca
lindamente asigurao,
y parao lo tenemos
clamoriando y como medio chanceando
lo pinchamos y lo que grita
cantamos «la refalosa y tin tin»,
sin violín.

Pero seguimos al son
de la vaina del latón
que asentamos el cuchillo y le
tantiamos con las uñas el
cogote.
¡Brinca el salvaje vilote
que da risa!
...............
Finalmente:
cuando creemos conveniente,
después que nos divertimos
grandemente, decimos que al salvaje
el resuello se le ataje;
y a derecha 
lo agarra uno de las mechas
mientras otro lo sujeta
como a potr de las patas
que si se mueve es a gatas
Entretanto nos clama por cuanto santo
tiene el cielo;
pero ahí nomás por consuelo
a su queja
abajito de la oreja
con un puñal bien templao
y afilao
que se llama quita penas
le atravesamos las venas
del pescuezo
¿Y que se le hace con eso?
larga sangre que es un gusto,
y del susto
entra revolver los ojos
...............
¡Que jarana!
Nos reímos de buena gana
y muy mucho
al ver que hasta les da chucho;
y entonces lo desatamos
y soltamos;
y lo sabemos
parar para verlo
refalar ¡en la sangre!
hasta que le da calambre
y se cai a patalear,
y a temblar
muy fiero, hasta que se estira
el salvaje; y lo que espira
le sacamos una lonja que apreciamos
el sobarla y de manea
gastarla De ahí se le cortan las orejas,
barba, patillas y cejas;
y pelao lo dejamos
arumbao,
para que engorde algún chanco,
o carancho.
...............
Con que ya ves, Salvajón
Nadita te ha de pasar
Después de hacerte gritar
¡Viva la Federación!



domingo, 3 de mayo de 2015

Francisco "Paco" Urondo La verdad es la única realidad

Francisco "Paco" Urondo 


La verdad es la única realidad




Del otro lado de la reja está la realidad, de
este lado de la reja también está
la realidad; la única irreal
es la reja; la libertad es real aunque no se sabe bien
si pertenece al mundo de los vivos, al
mundo de los muertos, al mundo de las
fantasías o al mundo de la vigilia, al de la explotación o de la producción.
Los sueños, sueños son; recuerdos, aquel
cuerpo, ese vaso de vino, el amor y
las flaquezas del amor, por supuesto, forman
parte de la realidad; un disparo en
la noche, en la frente de estos hermanos, de estos hijos, aquellos
gritos irreales de dolor real de los torturados en
el angelus eterno y siniestro en una brigada de policía
cualquiera
son parte de la memoria, no suponen necesariamente el presente, pero 
pertenecen a la realidad. La única aparente
es la reja cuadriculando el cielo, el canto
perdido de un preso, ladrón o combatiente, la voz
fusilada, resucitada al tercer día en un vuelo inmenso cubriendo la Patagonia
porque las
masacres, las redenciones, pertenecen a la realidad como
la esperanza recatada de la pólvora, de la inocencia
estival: son la realidad, como el coraje y la convalecencia
del miedo, ese aire que se resiste a volver después del peligro
como los designios de todo un pueblo que marcha hacia la victoria
o hacia la muerte, que tropieza, que aprende a defenderse, a rescatar 
lo suyo, su
realidad.
Aunque parezca a veces una mentira, la única
mentira no es siquiera la traición, es
simplemente una reja que no pertenece a la realidad.


Cárcel de Villa Devoto, abril de 1973



Gabriel García Márquez Si alguien llama a tu puerta

Gabriel García Márquez 


Si alguien llama a tu puerta




Si alguien llama a tu puerta, amiga mía,
y algo en tu sangre late y no reposa
y en tu tallo de agua, temblorosa,
la fuente es una líquida de armonía.

Si alguien llama a tu puerta y todavía
te sobra tiempo para ser hermosa
y cabe todo abril en una rosa
y por la rosa desangra el día

Si alguien llama a tu puerta una mañana
sonora de palomas y campanas
y aún crees en el dolor y en la poesía

Si aún la vida es verdad y el verso existe.
Si alguien llama a tu puerta y estás triste,
abre, que es el amor, amiga mía.