viernes, 31 de julio de 2015

MARÍA ELENA WALSH “EVA”

MARÍA ELENA WALSH “EVA”


I
Calle Florida, túnel de flores podridas.
Y el pobrerío se quedó sin madre
llorando entre faroles sin crespones.
Llorando en cueros, para siempre, solos.
Sombríos machos de corbata negra
sufrían rencorosos por decreto
y el órgano por Radio del Estado
hizo durar a Dios un mes o dos.
Buenos Aires de niebla y de silencio.
El Barrio Norte tras las celosías
encargaba a París rayos de sol.
La cola interminable para verla
y los que maldecían por si acaso
no vayan esos cabecitas negras
a bienaventurar a una cualquiera.

Flores podridas para Cleopatra.

Y los grasitas con el corazón rajado,
rajado en serio. Huérfanos. Silencio.
Calles de invierno donde nadie pregona
El Líder, Democracia, La Razón.
Y Antonio Tormo calla "amémonos".
Un vendaval de luto obligatorio.
Escarapelas con coágulos negros.
El siglo nunca vio muerte más muerte.
Pobrecitos rubíes, esmeraldas,
visones ofrendados por el pueblo,
sandalias de oro, sedas virreinales,
vacías, arrumbadas en la noche.
Y el odio entre paréntesis, rumiando
venganza en sótanos y con picana.

Y el amor y el dolor que eran de veras
gimiendo en el cordón de la vereda.
Lágrimas enjuagadas con harapos,
Madrecita de los Desamparados.
Silencio, que hasta el tango se murió.
Orden de arriba y lágrimas de abajo.
En plena juventud. No somos nada.
No somos nada más que un gran castigo.
Se pintó la República de negro
mientras te maquillaban y enlodaban.
En los altares populares, santa.
Hiena de hielo para los gorilas
pero eso sí, solísima en la muerte.
Y el pueblo que lloraba para siempre
sin prever tu atroz peregrinaje.
Con mis ojos la vi, no me vendieron
esta leyenda, ni me la robaron.
Días de julio del 52
¿Qué importa dónde estaba yo?
II
No descanses en paz, alza los brazos,
no para el día del renunciamiento
sino para juntarte a las mujeres
con tu bandera redentora
lavada en pólvora, resucitando.

No sé quién fuiste, pero te jugaste.
Torciste el Riachuelo a Plaza de Mayo,
metiste a las mujeres en la historia
de prepo, arrebatando los micrófonos,
repartiendo venganzas y limosnas.
Bruta como un diamante en un chiquero
¿Quién va a tirarte la última piedra?

Quizás un día nos juntemos
para invocar tu insólito coraje.
Todas, las contreras, las idólatras,
las madres incesantes, las rameras,
las que te amaron, las que te maldijeron,
las que obedientes tiran hijos
a la basura de la guerra, todas
las que ahora en el mundo fraternizan
sublevándose contra la aniquilación.
Cuando los buitres te dejen tranquila
y huyas de las estampas y el ultraje
empezaremos a saber quién fuiste.
Con látigo y sumisa, pasiva y compasiva,
única reina que tuvimos, loca
que arrebató el poder a los soldados.
Cuando juntas las reas y las monjas
y las violadas en los teleteatros
y las que callan pero no consienten
arrebatemos la liberación
para no naufragar en espejitos
ni bañarnos para los ejecutivos.
Cuando hagamos escándalo y justicia
el tiempo habrá pasado en limpio
tu prepotencia y tu martirio, hermana.
Tener agallas, como vos tuviste,
fanática, leal, desenfrenada
en el candor de la beneficencia
pero la única que se dio el lujo
de coronarse por los sumergidos.
Agallas para hacer de nuevo el mundo.
Tener agallas para gritar basta
aunque nos amordacen con cañones. 


María Elena Walsh


jueves, 30 de julio de 2015

JULIO FLÓREZ "Abstracción"

JULIO FLÓREZ 
"Abstracción"


A veces melancólico me hundo
En mi noche de escombros y miserias,
Y caigo en un silencio tan profundo
Que escucho hasta el latir de mis arterias. 
Más aún: oigo el paso de la vida
Por la sorda caverna de mi cráneo
Como un rumor de arroyo sin salida,
Como un rumor de río subterráneo. 
Entonces presa de pavor y yerto
Como un cadáver, mudo y pensativo,
En mi abstracción a descifrar no acierto 
Si es que dormido estoy o estoy despierto,
Si un muerto soy que sueña que está vivo
O un vivo soy que sueña que está muerto.

JULIO FLÓREZ "Antes de que a los golpes"

JULIO FLÓREZ 
"Antes de que a los golpes"


(XXXVIII de Gotas de Ajenjo) 

Antes de que a los golpes
Del pesar yo sucumba,
Dejar haré una grieta
Pequeñita en mi tumba.
Para que tú, por ella,
Te asomes, y tus ojos
Alumbren mis helados
Y lívidos despojos.
¡Y para que por ella
Puedas verter tu llanto
Sobre el cadáver mustio
De este ser que amas tanto!
Y para que le digas
Al solitario muerto:
¡De nadie seré nunca!
¡Sólo de ti!
¿No es cierto
Que así dirás? Entonces
¡Oh, mi dulce adorada!
Escucharás adentro
Una gran carcajada!

MANUEL MARÍA FLORES "Adoración"

MANUEL MARÍA FLORES 
"Adoración"


Como al ara de Dios llega el creyente,
Trémulo el labio al exhalar el ruego,
Turbado el corazón, baja la frente,
Así, mujer, a tu presencia llego.

¡No de mí apartes tus divinos ojos!
Pálida está mi frente, de dolores;
¿Para qué castigar con tus enojos
Al que es tan infeliz con sus amores?

Soy un esclavo que a tus pies se humilla
Y suplicante tu piedad reclama,
Que con las manos juntas se arrodilla
Para decir con miedo... ¡que te ama!

¡Te ama! Y el alma que el amor bendice
Tiembla al sentirle, como débil hoja;
¡Te ama! Y el corazón cuando lo dice
En yo no sé qué lágrimas se moja.

Perdóname este amor, llama sagrada,
Luz de los cielos que bebí en tus ojos,
Sonrisa de los ángeles, bañada
En la dulzura de tus labios rojos.

¡Perdóname este amor! A mí ha venido
Como la luz a la pupila abierta,
Como viene la música al oído,
Como la vida a la esperanza muerta.

Fue una chispa de tu alma desprendida
En el beso de luz de tu mirada,
Que al abrasar mi corazón en vida
Dejó mi alma a la tuya desposada.

Y este amor es el aire que respiro,
Ilusión imposible que atesoro,
Inefable palabra que suspiro
Y dulcísima lágrima que lloro.

Es el ángel espléndido y risueño
Que con sus alas en mi frente toca,
Y que deja -perdóname... ¡es un sueño!-
El beso de los cielos en mi boca.

¡Mujer, mujer! Mi, corazón de fuego,
De amor no sabe la palabra santa,
Pero palpita en el supremo ruego
Que vengo a sollozar ante tu planta.

¿No sabes que por sólo las delicias
De oír el canto, que tu voz encierra,
Cambiara yo, dichoso, las caricias
De todas las mujeres de la tierra?

¿Que por seguir tu sombra, mi María,
Sellando el labio, a la importuna queja,
De lágrimas y besos cubriría
La leve huella que tu planta deja?

¿Que por oír en cariñoso acento
Mi pobre nombre entre tus labios rojos,
Para escucharte detendré mi aliento,
Para mirarte me pondré de hinojos?

¿Que por sentir en mi dichosa frente
Tu dulce labio con pasión impreso,
Te diera yo, con mi vivir presente,
Toda mi eternidad... por sólo un beso?

Pero si tanto, amor, delirio tanto,
Tanta ternura ante tus pies traída,
Empapada con gotas de mi llanto,
Formada con la esencia de mi vida;

Si este grito de amor, íntimo, ardiente,
No llega a ti; si mi pasión es loca...
Perdona los delirios de mi mente,
Perdona las palabras de tu boca.

Y ya no más mi ruego sollozante
Irá a turbar tu indiferente calma...
Pero mí amor hasta el postrer instante
Te daré con las lágrimas del alma.

MANUEL MARÍA FLORES "Adiós"

MANUEL MARÍA FLORES 
"Adiós"


Adiós para siempre, mitad de mi vida,
Un alma tan sólo teníamos los dos;
Mas hoy es preciso que esta alma divida
La amarga palabra del último adiós.

¿Por qué nos separan? ¿No saben acaso
Que pasa la vida cual pasa la flor?
Cruzamos el mundo como aves de paso...
Mañana la tumba, ¿por qué hoy el dolor?

¿La dicha secreta de dos que se adoran
Enoja a los cielos, y es fuerza sufrir?
¿Tan sólo son gratas las almas que lloran
Al torvo destino?... ¿La ley es morir?...

¿Quién es el destino?... Te arroja a mis brazos,
En mi alma te imprime, te infunde en mi ser,
Y bárbaro luego me arranca a pedazos
El alma y la vida contigo... ¿por qué?

Adiós... es preciso. No llores... y parte.
La dicha de vernos nos quitan no más;
Pero un solo instante dejar de adorarte,
Hacer que te olvide, ¿lo pueden? ¡Jamás!

Con lazos eternos nos hemos unido;
En vano el destino nos hiere a los dos...
¡Las almas que se aman no tienen olvido,
No tienen ausencia, no tienen adiós!

MARCELO D. FERRER "Amor y distancia"

MARCELO D. FERRER 
"Amor y distancia"


Mi sur te imaginó desde un sueño
Que plácido elevó su libido para buscarte...
Ahí, donde el azteca adora a sus dioses,
Me elevo a tu norte para adorarte.

Tierras aztecas de sacrificios y alabanzas,
Te buscan mis ojos en la inmensidad de esas pampas
Que tienen al águila en su bandera como estampa.

En este espacio infinito donde las formas son letras,
Y el corazón se arrasa con el poder de la palabra,
Acuño esperanzas en cada charla.
Te siento, te veo, te toco
Marcho a tu encuentro inundado de vos
Cuando cierro mis ojos,
Y me elevo etéreo cuando te invoco.

Con el amor, suceden cosas extrañas.
Se derriban fronteras y se devoran distancias...
Pero son los sueños los que alimentan la esperanza.


Por eso, mi amada... luz lejana:
Búscame en tus sueños a los flancos de tu falda,
Sosténme la mano firme y no la sueltes por nada,
Que si es amor esto que nos pasa,
Esta fantasía que anuda nuestras almas,
Unirá nuestros cuerpos la mañana de un día.

MARCELO D. FERRER "Amanecer de una pena"

MARCELO D. FERRER 
"Amanecer de una pena"


Hoy amaneció una pena
Meciéndose entre el olvido y la nostalgia...
Se asomaba con vértigo a las grietas de mi corazón
Y se levantó conmigo de la cama.
Su presencia agudizó la bruma de la mañana.

Como un mítico agujero negro,
Absorbió todo: olores, sabores
Y hasta el canto de los pájaros que,
En trino bajo murmuraban,
De esa pena fugada
De la ciudadela de las ilusiones vanas.

Cuando amanece una pena
De inmediato se instala en la mirada
Como velo de mujer en luto luego de una desgracia.
Y ahí se queda sin decirte nada,
En vigilia por las noches... silenciando las mañanas.
Luego, repentinos soles le van pintando la cara
Hasta que al fin se marcha.

Algunas penas son fatales, te desgarran el alma
Y la cura es muy, muy larga y amarga.
Otras penas son fugaces como el recorrido
De una pequeñísima lágrima.

Las peores son las que dejan marcas
Como secuelas que siempre te acompañan,
Que patológicamente, ahora se marchan
Y otrora regresan para entristecerte el alma.


La que amaneció hoy se paraba en la puerta de mi casa,
Con sus ojos rasgados y suavidad de palabras,
Jugó a la ilusión y ella misma la creyó,
Jugó al amor y en pena lo convirtió.

lunes, 27 de julio de 2015

JOSÉ MARÍA EGUREN "El bote viejo"

JOSÉ MARÍA EGUREN 
"El bote viejo"


Bajo brillante niebla,
De saladas actinias cubierto,
Amaneció en la playa,
Un bote viejo.

Con arena, se mira
La banda de sus bateleros,
Y en la quilla verdosos
Calafateos.

Bote triste, yacente,
Por los moluscos horadado;
Ha venido de ignotos
Muelles amargos.

Apareció en la bruma
Y en la armonía de la aurora;
Trajo de los rompientes
Doradas conchas.

A sus bancos remeros,
A sus amarillentas sogas,
Viene los cormoranes
Y las gaviotas.

Los pintorescos niños,
Cuando dormita la marea
Lo llenan de cordajes
Y de banderas.

Los novios, en la tarde,
En su alta quilla se recuestan;
Y a los vientos marinos,
De amor se besan.

Mas el bote ruinoso
De las arenas del estuario,
Ansía los distantes
Muelles dorados.


Y en la profunda noche,
En fino tumbo abrillantado,
Partió el bote muriente
A los botes lejanos.

JOSÉ MARÍA EGUREN "El andarín de la noche"

JOSÉ MARÍA EGUREN 
"El andarín de la noche"


El oscuro andarín de la noche
Detiene el paso junto a la torre,
Y al centinela
Le anuncia roja, cercana la guerra.

Le dice al viejo de la cabaña
Que hay batidores en la sabana;
Sordas linternas
En los juncales y oscuras sendas.

A las ciudades capitolinas
Va el pregonero de la desdicha;
Y en la tiniebla
Del extramuro, tardo se aleja.

En la batalla cayó la torre;
Siguieron ruinas, desolaciones;
Canes sombríos
Buscan los muertos en los caminos.


Suenan los bombos y las trompetas
Y las picotas y las cadenas;
Y nadie ha visto, por el confín;
Nadie recuerda
Al andarín.

JOSÉ DE ESPRONCEDA "A una estrella"

JOSÉ DE ESPRONCEDA 
"A una estrella"


¿Quién eres tú, lucero misterioso,
Tímido y triste entre luceros mil,
Que cuando miro tu esplendor dudoso,
Turbado siento el corazón latir?
¿Es acaso tu luz recuerdo triste
De otro antiguo perdido resplandor,
Cuando engañado como yo creíste
Eterna tu ventura que pasó?
Tal vez con sueños de oro la esperanza
Acarició tu pura juventud,
Y gloria y paz y amor y venturanza
Vertió en el mundo tu primera luz.
Y al primer triunfo del amor primero
Que embalsamó en aromas el Edén,
Luciste acaso, mágico lucero,
Protector del misterio y del placer.
Y era tu luz voluptuosa y tierna
La que entre flores resbalando allí
Inspiraba en el alma un ansia eterna
De amor perpetuo y de placer sin fin.
Mas ¡ay!, que luego el bien y la alegría
En llanto y desventura se trocó:
Tu esplendor empañó niebla sombría;
Sólo un recuerdo al corazón quedó.
Y ahora melancólico me miras
Y tu rayo es un dardo del pesar
Si amor aún al corazón inspiras,
Es un amor sin esperanza ya.
¡Ay lucero!, yo te vi
Resplandecer en mi frente,
Cuando palpitar sentí
Mi corazón dulcemente
Con amante frenesí.
Tu faz entonces lucía
Con más brillante fulgor,
Mientras yo me prometía
Que jamás se apagaría
Para mí tu resplandor.
¿Quién aquel brillo radiante
¡Oh lucero!, te robó,
Que oscureció tu semblante,
Y a mi pecho arrebató
La dicha en aquel instante?
¿O acaso tú siempre así
Brillaste y en mi ilusión
Yo aquel esplendor te di
Que amaba mi corazón,
Lucero, cuando te vi?
Una mujer adoré
Que imaginaría yo un cielo;
Mi gloria en ella cifré,
Y de un luminoso velo
En mi ilusión la adorné.
Y tú fuiste la aureola
Que iluminaba su frente,
Cual los aires arrebola
El fúlgido sol naciente,
Y el puro azul tornasola.
Y astro de dicha y amores,
Se deslizaba mi vida
A la luz de tus fulgores,
Por fácil senda florida,
Bajo un cielo de colores.
Tantas dulces alegrías,
Tantos mágicos ensueños
¿Dónde fueron?
Tan alegres fantasías,
Deleites tan halagüeños,
¿Qué se hicieron?
Huyeron con mi ilusión
Para nunca más tornar,
Y pasaron,
Y sólo en mi corazón
Recuerdos, llanto y pesar
¡Ay!, dejaron.
¡Ah lucero!, tú perdiste
También tu puro fulgor,
Y lloraste;
También como yo sufriste,
Y el crudo arpón del dolor
¡Ay!, probaste.
¡Infeliz! ¿Por qué volví
De mis sueños de ventura
Para hallar
Luto y tinieblas en ti,
Y lágrimas de amargura
Que enjugar?
Pero tú conmigo lloras,
Que eres el ángel caído
Del dolor,
Y piedad llorando imploras,
Y recuerdas tu perdido
Resplandor.
Lucero, si mi quebranto
Oyes, y sufres cual yo,
¡Ay!, juntemos
Nuestras quejas, nuestro llanto:
Pues nuestra gloria pasó,
Juntos lloremos.
Mas hoy miro tu luz casi apagada,
Y un vago padecer mi pecho siente:
Que está mi alma de sufrir cansada,
Seca ya de las lágrimas la fuente.
¡Quién sabe!... tú recobrarás acaso
Otra vez tu pasado resplandor,
A ti tal vez te anunciará tu ocaso
Un oriente más puro que el del sol.
A mí tan solo penas y amargura
Me quedan en el valle de la vida;
Como un sueño pasó mi infancia pura,
Se agosta ya mi juventud florida.
Astro sé tú de candidez y amores
Para el que luz te preste en su ilusión,
Y ornado el porvenir de blancas flores,
Sienta latir de amor su corazón.

Yo indiferente sigo mi camino
A merced de los vientos y la mar,
Y entregado, en los brazos del destino,
Ni me importa salvarme o zozobrar.

JOSÉ DE ESPRONCEDA "A Jarifa"

JOSÉ DE ESPRONCEDA 
"A Jarifa"


Trae, Jarifa, trae tu mano,
Ven y pósala en mi frente,
Que en un mar de lava hirviente
Mi cabeza siento arder.
Ven y junta con mis labios
Esos labios que me irritan,
Donde aún los besos palpitan
De tus amantes de ayer.

¿Qué la virtud, la pureza?
¿Qué la verdad y el cariño?
Mentida ilusión de niño,
Que halagó mi juventud.
Dadme vino: en él se ahoguen
Mis recuerdos; aturdida
Sin sentir huya la vida;
Paz me traiga el ataúd.

El sudor mi rostro quema,
Y en ardiente sangre rojos
Brillan inciertos mis ojos,
Se me salta el corazón.
Huye, mujer; te detesto,
Siento tu mano en la mía,
Y tu mano siento fría,
Y tus besos hielos son.

¡Siempre igual! Necias mujeres,
Inventad otras caricias,
Otro mundo, otras delicias,
O maldito sea el placer.
Vuestros besos son mentira,
Mentira vuestra ternura:
Es fealdad vuestra hermosura,
Vuestro gozo es padecer.
Yo quiero amor, quiero gloria,
Quiero un deleite divino,
Como en mi mente imagino,
Como en el mundo no hay;
Y es la luz de aquel lucero
Que engañó mi fantasía,
Fuego fatuo, falso guía
Que errante y ciego me tray.

¿Por qué murió para el placer mi alma,
Y vive aún para el dolor impío?
¿Por qué si yazgo en indolente calma,
Siento, en lugar de paz, árido hastío?

¿Por qué este inquieto, abrasador deseo?
¿Por qué este sentimiento extraño y vago,
Que yo mismo conozco un devaneo,
Y busco aún su seductor halago?

¿Por qué aún fingirme amores y placeres
Que cierto estoy de que serán mentira?
¿Por qué en pos de fantásticas mujeres
Necio tal vez mi corazón delira,

Si luego, en vez de prados y de flores,
Halla desiertos áridos y abrojos,
Y en sus sandios o lúbricos amores
Fastidio sólo encontrará y enojos?

Yo me arrojé cual rápido cometa,
En alas de mi ardiente fantasía:
Doquier mi arrebatada mente inquieta,
Dichas y triunfos encontrar creía.

Yo me lancé con atrevido vuelo
Fuera del mundo en la región etérea,
Y hallé la duda, y el radiante cielo
Vi convertirse en ilusión aérea.

Luego en la tierra la virtud, la gloria,
Busqué con ansia y delirante amor,
Y hediondo polvo y deleznable escoria
Mi fatigado espíritu encontró.

Mujeres vi de virginal limpieza
Entre albas nubes de celeste lumbre;
Yo las toqué, y en humo su pureza
Trocarse vi, y en lodo y podredumbre.

Y encontré mi ilusión desvanecida
Y eterno e insaciable mi deseo:
Palpé la realidad y odié la vida;
Sólo en la paz de los sepulcros creo.

Y busco aún y busco codicioso,
Y aún deleites el alma finge y quiere:
Pregunto y un acento pavoroso
"¡Ay! -me responde-, desespera y muere.

Muere, infeliz: la vida es un tormento,
Un engaño el placer; no hay en la tierra
Paz para ti, ni dicha, ni contento,
Sino eterna ambición y eterna guerra.

Que así castiga Dios el alma osada,
Que aspira loca, en su delirio insano,
De la verdad para el mortal velada
A descubrir el insondable arcano".

¡Oh!, cesa; no, yo no quiero
Ver más, ni saber ya nada:
Harta mi alma y postrada,
Sólo anhela descansar.

En mí muera el sentimiento,
Pues ya murió mi ventura,
Ni el placer ni la tristura
Vuelvan mi pecho a turbar.

Pasad, pasad en óptica ilusoria
Y otras jóvenes almas engañad:
Nacaradas imágenes de gloria,
Coronas de oro y de laurel, pasad.

Pasad, pasad mujeres voluptuosas,
Con danza y algazara en confusión;
Pasad como visiones vaporosas
Sin conmover ni herir mi corazón.

Y aturdan mi revuelta fantasía
Los brindis y el estruendo del festín,
Y huya la noche y me sorprenda el día
En un letargo estúpido y sin fin.

Ven, Jarifa; tú has sufrido
Como yo; tú nunca lloras;
Mas ¡ay triste!, que no ignoras
Cuán amarga es mi aflicción.
Una misma es nuestra pena,
En vano el llanto contienes.
Tú también, como yo, tienes
Desgarrado el corazón.

SALVADOR DÍAZ MIRÓN "A Gloria"

SALVADOR DÍAZ MIRÓN 
"A Gloria"


No intentes convencerme de torpeza
Con los delirios de tu mente loca:
Mi razón es al par luz y firmeza,
Firmeza y luz como el cristal de roca.

Semejante al nocturno peregrino,
Mi esperanza inmortal no mira el suelo;
No viendo más que sombra en el camino,
Sólo contempla el esplendor del cielo.

Vanas son las imágenes que entraña
Tu espíritu infantil, santuario oscuro.
Tu numen, como el oro en la montaña,
Es virginal y, por lo mismo, impuro.

A través de este vórtice que crispa,
Y ávido de brillar, vuelo o me arrastro,
Oruga enamorada de una chispa
O águila seducida por un astro.

Inútil es que con tenaz murmullo
Exageres el lance en que me enredo:
Yo soy altivo, y el que alienta orgullo
Lleva un broquel impenetrable al miedo.

Fiando en el instinto que me empuja,
Desprecio los peligros que señalas.
"El ave canta aunque la rama cruja,
Como que sabe lo que son sus alas".

Erguido bajo el golpe en la porfía,
Me siento superior a la victoria.
Tengo fe en mí; la adversidad podría,
Quitarme el triunfo, pero no la gloria.

¡Deja que me persigan los abyectos!
¡Quiero atraer la envidia aunque me abrume!
La flor en que se posan los insectos
Es rica de matiz y de perfume.

El mal es el teatro en cuyo foro
La virtud, esa trágica, descuella;
Es la sibila de palabra de oro,
La sombra que hace resaltar la estrella.

¡Alumbrar es arder! ¡Astro encendido
Será el fuego voraz que me consuma!
La perla brota del molusco herido
Y Venus nace de la amarga espuma.

Los claros timbres de que estoy ufano
Han de salir de la calumnia ilesos.
Hay plumajes que cruzan el pantano
Y no se manchan... ¡Mi plumaje es de esos!

¡Fuerza es que sufra mi pasión! La palma
Crece en la orilla que el oleaje azota.
El mérito es el náufrago del alma:
Vivo, se hunde; pero muerto, ¡flota!

¡Depón el ceño y que tu voz me arrulle!
¡Consuela el corazón del que te ama!
Dios dijo al agua del torrente: ¡bulle!;
Y al lirio de la margen: ¡embalsama!

¡Confórmate, mujer! Hemos venido
A este valle de lágrimas que abate,
Tú, como la paloma, para el nido,
Y yo, como el león, para el combate.

SALVADOR DÍAZ MIRÓN "A Berta"

SALVADOR DÍAZ MIRÓN 
"A Berta"


Ya que eres grata como el cariño
Ya que eres bella como el querub,
Ya que eres blanca como el armiño,
¡Sé siempre ingenua, sé siempre tú!

El torpe engaño que el vicio fragua
Nunca se aviene con la virtud.
¡Sé transparente como es el agua,
Como es el aire, como es la luz.

Que tu palabra -dulce armonía
Que tu alma exhala como un laúd,
Como una alondra que anuncia el día
Presa en la sombra que flota aún-

Sea un arroyo sereno y puro
Do al inclinarme como un saúz
Mire las guijas del fondo oscuro
Y las estrellas del cielo azul.

MEIRA DELMAR "Alguien pasa"

MEIRA DELMAR 
"Alguien pasa"


Alguien pasa y pregunta
Por los jazmines, madre.

Y yo guardo silencio.

Las palabras no acuden
En mi ayuda, se esconden
En el fondo del pecho, por no subir vestidas
De luto hasta mi boca,
Y derramarse luego
En un río de lágrimas.

No sé si tú recuerdas
Los días aún tempranos
En que ibas como un ángel
Por el jardín, y dabas
A los lirios y rosas
Su regalo de agua,
Y las hojas marchitas
Recogías en esa
Tu manera tan suave
De tratar a las plantas
Y a los que se acercaban
A tu amistad perfecta.

Yo sí recuerdo, madre,
Tu oficio de ser tierna
Y fina como el aire.

Una tarde un poeta
Recibió de tus manos
Un jazmín que cortaste
Para él. Con asombro
Te miró largamente
Y se llevó a los labios,
Reverente, la flor.

Se me quedó en la frente
Aquel momento, digo
La frente cuando debo
Decir el corazón.


Y se me va llenando
De nostalgia la vida,
Como un vaso colmado
De un lento vino pálido,
Si alguien pasa y pregunta
Por los jazmines, madre.

MEIRA DELMAR "Alabanza del día"

MEIRA DELMAR 
"Alabanza del día"


Por ti la mariposa en el liviano
Paisaje de la brisa detenida.
Y en cada mariposa, repetida,
La danza de colores del verano.

El cielo más azul y más cercano;
Más alta la canción y más ardida
La frente de la rosa sostenida
En la palma dorada de tu mano.

Ordenas el azahar, la luz, el vuelo
De la alondra en el alba, y el desvelo
De los ángeles niños del rocío.


El tiempo te rodea, dulcemente.
Y pasas sin pasar, extrañamente,
Lo mismo que la música de un río.

JORGE DEBRAVO "Balada de los fríos "

JORGE DEBRAVO 
"Balada de los fríos "


Hay fríos tan terribles que son casi bestiales,
Fríos que nos carcomen como inmensas polillas,
Fríos que nos persiguen dormidos y despiertos
Y nos ponen un negro temblor en las rodillas.
Hay fríos tan espesos como carnes humanas,
Fríos que pueden ser partidos con navaja,
Fríos que despedazan vidrios en las ventanas.
Por esos fríos, de noche, el corazón se raja.
Fríos aún más anchos y viscosos
Que los fríos de los hielos y los muertos;
Fríos que nos persiguen como lobos furiosos,
Fríos que nos maltratan dormidos y despiertos;
Fríos que vienen siempre que estamos silenciosos
Imaginando a Dios con los brazos abiertos.

JORGE DEBRAVO "Aunque hundamos a puños la tristeza"

JORGE DEBRAVO 
"Aunque hundamos a puños la tristeza"


Aunque hundamos a puños la tristeza
Y cerremos con besos cada herida
El amor nos rebosa en la cabeza
Como un agua fatal, enardecida.

Escondidos detrás de las persianas,
Ocultos tras las cárceles del pecho,
El amor nos golpea las ventanas
Lo mismo que si estamos en el lecho.

El amor no termina ni en la nada.
Nos lo entrega el descanso, nos lo entrega
El trabajo y lo que anda y lo que rueda.


Y aunque se nutre de mujer amada,
Con mujer o sin ella el amor llega,
Y si la mujer pasa, el amor queda.

JULIA DE BURGOS "Alta mar y gaviota"

JULIA DE BURGOS 
"Alta mar y gaviota"


Por tu vida yo soy...
En tus ojos yo vivo la armonía de lo eterno.
La emoción se me riega,
Y se ensancha mi sangre por las venas del mundo.

No doy ecos partidos.
Lo inmutable me sigue
Resbalando hasta el fondo de mi propia conciencia.

En ti yo amo las últimas huidas virginales
De las manos del alba,
Y armando lo infinito
Te quiero entre las puertas humanas que te enlazan.

En ti aquieto las ramas abiertas del espacio,
Y renuevo en mi arteria tu sangre con mi sangre.

¡Te multiplicas!
¡Creces!
¡Y amenazas quedarte
Con mi prado salvaje!

Eres loca carrera donde avanzan mis pasos,
Atentos como albas
Al sol germinativo que llevas en tu impulso.

Por tu vida yo soy
Alta mar y gaviota:
En ella vibro
Y crezco...